Este es el título del próximo libro, acertado por su significado real, en esta caso de Tindaya (Fuerteventura), la montaña sagrada en la que Chillida pensaba crear un cubo gigantesco de 50 x50 x50m, una gran basílica subterránea. El proyecto fue aprobado incluso con entusiasmo, por el gobierno de Canarias, posteriormente y tras engorrosas vicisitudes ajenas al arte y escultor, fue cancelado.
Que haya una historia malograda del arte en Canarias y su presumible logro de cumbre del arte de vanguardia en el mundo, que el monumento de Tindaya de Chillida hubiera repercutido, permite que podamos hablar de un patrimonio memorial (maquetas, infografías, proyectos, debates...), Fuerteventura hubiera sido un referente mundial de pujanza e identificación con el arte mas disruptivo, sorprendente, experiencial, sugerente revulsivo de intuiciones, y trascendencia.
Si ya se abordó sin haber nacido, la experiencia anticipada de aquel vació imponente con sus embocaduras al sol, la luna y el horizonte, lo mismo podemos seguir haciendo, con la obra virtual, arte conceptual, conforme a un esquema contrafactual y ucrónico.
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