martes, abril 15, 2025

El Día (Tenerife): De los escraches al lanzamiento del micrófono (con original)

Los escraches previamente concertados, no interpelan buscando repuestas, son intimidantes, con insultos, amenazas ante los domicilios de sus víctimas o practicando  uno de los grandes preceptos woke: la cancelación. No hay nadie que no sea de ultraizquierda que pueda dar una conferencia en Políticas de la Complutense  o en todas o algunas universidades de Barcelona. Lo que iglesias y sus acólitos llamaban jarabe democrático. La enfermedad que requería el tratamiento con jarabe era una enfermedad atribuida por ellos mismos: ser “fachoesfero”. De los escraches hay imágenes de una agresividad inaudita, de un odio incontenible como el que padeció la ex  presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Pudiera pensarse que a los escraches de unos se les respondió con los lances del lanzamiento de micrófonos de otros, pues no, ya que se trata de los mismos. El último incorporado a esta disciplina paraolímpicca ha sido el actual tabernero  Pablo Iglesias. En la presentación de su libro  debelador, a puertas de su tabernáculo, rodeado de micrófonos no solo no respondió a una pregunta formulada muy educadamente como, por lo demás, hace siempre, Vito Quiles, que, arrebatándole el micrófono, con insultos de fascista, basura, y que debía prohibirse su presencia en  actos, lo lanzó lejos.  Sobrevoló las cabezas del resto de periodistas que ni se inmutaron. La prensa acusó gran naturalidad por la acción. Incluso El Mundo en su crónica, omite el hecho.  Por lo que uno ve desde provincias, los periodistas, (clase periodística reunificada: Intxaurrondo más pseudos), han asumido plenamente el deber de ninguneo e inexistencia de  Vito, Bertrand Odongo, Javier Negre y algún otro transgresor, que deben molestar mucho, pero que unen buenas formas (¡hoy, con esa gobernación!)  e impertinencia como si fueran anglosajones, periodistas de raza. Pero ya no se estila. He visto escenas en las ruedas de prensa gubernamentales, a los que hay que preguntar como si fueran cardenales, no responder, o ironías acordes con el aparato cognitivo de Patxi López, y el resto de los periodistas actuando como si fueran el melifluo curita confesor y sor, Gabilondo, haciendo plantes pero no al evasor de respuestas y deberes (amen de saqueos compulsivos), sino al periodista. Isabel Pardo de Vera benefactora ejecutiva  de las sobrinas de Ábalos, por una pregunta comprometida (típica de periodista) de Bertrand Odongo, tras llamarle gorila, le arrancó el micro y se lo tiro al suelo. Otro fue Monedero, un verdadero sabueso y mastín del sexo.  Otro, Antonio Maestre, un hombre intelectivamente demediado. Medios disciplinados  por su gobierno nutricio celebran  construir, así mismo, su propio muro periodístico y persecutorio, mientras los “pseudos” participan también  de sus cordones sanitarios y cancelaciones. Claudicantes estándares periodísticos.

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