Tras más de una década me he visto zaherido por Lo País físicamente; yo fui uno de los muchos millones que irradió imagen y sustentó identidad, con la hoja parroquial, en el acto de adquisición diaria y paseo matinal ostentativo, durante décadas, con devoción de ungido, como un auténtico feligrés, pero ya no aparecen ni una sola firma que yo leía, de filósofos, intelectuales progresistas y periodistas críticos y morales. Todos escaparon de la secta garrula, dogmática y desalmada.
La primera mañana post operacional vino mi amigo comunista con todo ese alijo propagandístico de "progreso", el único que tengo: comunista; fue mi Sr advocat y fuimos colegas srs advocats laboralistas
Expeliendo las benéficas ondas de un mundo feliz por mundano y de cuatro dimensiones, venidas de nadar, giraron visita, rutilantes ellas dos, madre e hija, nuestra Rosita y Espy, bellísima cosmopolita, canaria, hispanoamericana norteamericana, a punto de fijar residencia en Roma Norte de CDMX que me traen, con toda su le charme discret de la bourgeoisie, esa delicada bombonería.
regresando a mi amigo comunista, también me ha traído esa revista con inscripción registral: humorística, El jueves. Nunca tuve ni toqué una de ellos. Del humor que podrían tener los jémeres rojos, las Waffen SS o El Che
Ahora que me están dando de alta un día antes de lo previsto, rompo El jueves, no vayan a leerlo los simples de corazón y se hagan imbéciles de todo pálpito humano cerebral
Le Monde Diplomatique Jamás lo compré incluso cuando hubiera tenido los cortacircuitos cerebrales frotados para hacerlo.
Le Monde Diplomatique Jamás lo compré incluso cuando hubiera tenido los cortacircuitos cerebrales frotados para hacerlo.
El director Ignacio Ramonet es pariente en significante y fonético de otra momia egipcia o guanche: Josep Ramoneda; dos intelectuales sacerdotales de izquierda "isla", la acotación transtemporal de comités centrales, metafísicos afectos a las piruetas de la razón, a su libertad divagatoria inmensa para bunkerizarse en izquierda "substantia" y "ontogénetica", de arrojar palabras contra otras, reivindicando las últimas en cada momento, para negarse, contradecirse y reflotarlas a base a sofismas y esquemas formularios, cegados a toda experiencia, a la crítica personal insobornable, bajo tanta hojaresca, razón huera de remolinos de octavillas. Soflamas básicas de decir. Todo emoción.

No hay comentarios:
Publicar un comentario