domingo, febrero 16, 2025

Traducción al francés del libro de Mustafa Akalay Nasser: El ensanche de Tetuán (1860-1956)

Me alegro infinito de que una obra tan importante y única se haya traducido al francés, a la francofonía marroquí tan poco interesada por el acontecer hispano marroquí, desde siempre. A mí no se me oirá prodigarme  en la exaltación de  grandes amigos, grandes afectos y vínculos, en todo caso alardear de enemigos, que para mi decepción, en general, me ignoran. Cuando lo digo es porque realmente lo son (amigos) y así los siento. En este terreno nunca digo una palabra de más, aunque en otras cosas me puedan sobrar muchas.
A Mustafa lo admiro por varios motivos, el primero es que es muy divertido, simpático y apegado a las cosas, como son las relaciones humanas ordinarias, no vive en el empíreo del intelectualismo, donde podía perfectamente haber fijado su residencia, sino a ras de calle, donde es posible la chispa, y las descripciones más agudas, cuando sale a relucir la persona y no los currículos administrativos. Descubrir a esta altura la fabulosa formación transcultural de Mustafa, tan amplia, rigurosa y diversa, siempre sorprendente, no viene al caso ya, por hiper acreditada para todos. El reconocimiento general tardó en llegar hasta que finamente estalló, porque realmente ha sido así, con honores y prestigio  intelectual, no precisamente menores.

                         

No solo se le ha traducido este libro, sino que todavía sigue revelándose conocedor único de proyectos, obras   y personalidades del mundo de la cultura y el arte que han vinculado el norte de Marruecos  con España. Quizá uno de esos vastos conocimientos le lleven a China, al margen de otros más próximos.

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