¿Habrá algún otro presidente de gobierno al que se le haya tildado más veces de psicópata, narcisista, egocéntrico en el mundo? Con toda seguridad, no. En alguna ocasión se han descrito los síntomas y hemos visto cómo se ajustaban al doctor progresista (de progreso) como el guante a la mano, parecía el caso más paradigmático, todo llevaba a él. ¿Era más presidente o caso clínico? Ser las dos cosas y conductas derivadas sí le harán pasar a la historia, que él, recién llegado, preguntó a Máximo Huerta (ministro dimitido) cómo pasaría a la Historia. Hasta donde sé, ninguno de los personajes más siniestros de nuestra historia ha tenido colgando un diagnóstico clínico tan unánime y celebrado. Si buscamos en Google o donde sea, el cuadro del psicópata vemos que es un traje a medida hecho para el doctor Sánchez. Rosa Díez ya hace tiempo desmenuzó al psicópata narcisista. Acudimos a una de las explicaciones canónicas en los manuales clínicos, para encontrarnos estas características: «Ser capaz de actuar jovial y encantador»; no ante la calle de donde debe escabullirse, no le tiren un palo de escoba, sino ante las elites, las que le interesan, serpentea y se promociona. Pues vamos al segundo punto: «Ser bueno para adular y manipular las emociones de otras personas». Lo que coincide con nuestro Romeo enamorado de la luna, y narciso victimista herido, creador de patrañas ante el mundo, como ella, de inmune cinismo y común desprecio, habitan en ese altar mayor. Pero qué podríamos decir de «Quebrantar la ley constantemente». Se ve que los especialistas no conocían al César, quebrantar leyes, la vulneración sistemática de toda regulación de los poderes del Estado, instituciones, jefatura de Estado, leyes positivas, consuetudinarias, éticas, protocolarias y uso correcto de los resortes del Estado. Ahora viene una pauta muy fuerte «Descuidar su propia seguridad y la de los demás», y no porque Aldama le hiciera de chófer para no dejar registros, sino poner al Estado, la constitución, historia, futuro colectivo en el aire. En otro tiempo y lugar, haría lo mismo, y sería depuesto y como poco juzgado. Aparentemente no se ajusta el «Tener problemas de consumo de », pero sí, porque la droga, la erótica es el poder autocrático. Le atrapa con la dependencia e incondicionalidad de heroinómano. Otro que da máxima virtualidad al psicópata narcisista es «No mostrar culpa ni remordimiento». Nada le inhibe, constriñe, reconoce por encima, no existe línea que él no pueda saltarse. El más actual «Mentir, robar y pelear con frecuencia», pendenciero, desafiante. De mentir como psicópata descubrimos el robar en familia y con su banda, más sus 101dálmatas del Congreso.
José María Lizundia 26 NOV 2024 7:00
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