Al menos Primo Levi, Jean Amery, Imre Kertész y Jorge Semprún relataron la inmensa desolación, como si fueran los únicos habitantes de un mundo yermo, que experimentaron al ser liberados de los campos de exterminio nazis. Los tres primeros judíos y los dos primeros suicidados. Europa continental estaba poblada de ruinas y seres fantasmales vagando. La experiencia del exterminio nazi no era algo que contar y tampoco nadie estaba por escuchar. Incluso la represión del nazismo por los aliados decayó, había que construir una nueva Alemania y contar con todos. Las comisiones de desnacificación (por las que pasaron Heidegger y Carl Schmitt) pronto declinaron hasta desaparecer. Tuvieron que pasar muchos años para que el Holocausto, a través del cine, la televisión, literatura, periodismo, a pesar de que los nazis hicieron todo para no dejar pruebas, cobrara máxima difusión. Como argumentó Zygmunt Bauman, el genocidio se abordó en términos industriales: costos, eficiencia, resultados. Quizá por todo eso no haya imágenes de vesania sexual, ensañamiento carnal, sadismo lento, paroxismo ultrajante. Sobre el 7 de octubre de 2023, ocurre lo contrario, la documentación existente es demoledora: películas, informes forenses (cuerpos quemados de bebés y adultos, restos), testigos, 200.000 fotografías; será uno de los testimonios de la infamia e inhumanidad, especialmente contra la mujer nunca antes visto, y planificado al detalle. La primera película que divulgaron las embajadas israelíes sólo para invitados provocaba sollozos entre periodistas. Sin embargo, el sheriff Sánchez comentó que en Israel le «obligaron a ver» un documental, siempre empático y estadista. Las películas y demás medios probatorios pasado un tiempo, como con la Shoah, será un filón como testimonio vivo mundial de las mayores aberraciones contra la mujer nunca perpetradas. Las notas que llevaba la horda contenían en hebreo o inglés un menú: «bájate los pantalones», «date la vuelta», «súbete la falda» (documentado), en casos extremos durante el acto de violación eran asesinadas, se seccionaron pechos que hicieron de pelotas que chutar, las partes íntimas fueron penetradas con palos, clavos, botellas, cuando no mutilados sus genitales, quemadas. Quedaba la puesta en escena final: la humillación, el ultraje, el paseo de mujeres rotas como trofeos, mujeres asesinadas y semidesnudas con piernas quebradas, o secuestradas zarandeadas en público agarradas por el pelo con la trasera de sus pantalones delatoramente ensangrentada. Judith Butler ubicó a Hamás y el máximo escarnio a la mujer en el campo progresista. Nadie respondió. ONU Mujeres se inhibió y así todo el feminismo. Todo el discurso, concepciones, principios, praxis, se refutó y negó. La religión laica woke ya naufraga. Errejón y ellas/ellos siempre fueron los mismos, marginales, enemigos de las personas existentes. Wokismo modalidad Lavapiés/Somosaguas.
Opinión José María Lizundia 05 NOV 2024 7:00
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