Mientras me he dedicado en cuerpo y alma, sobre todo leer, a mi libro sobre Israel y el wokismo, pensaba en mi intervención en el streaming que anuncio, justo arriba, para el jueves próximo (mañana). Mi propia confusión de fechas han hecho que prolongue mi estadía en Getxo hasta el domingo próximo, 4 domingos aquí-
Tengo preparada mi intervención, que supone un desarrollo de este libro de arriba. De mi experiencia personal a una reflexión general, una sistematizacion imbricada de ambas, que ha servido para volver al tema que de otra forma no hubiera hecho, y llegar a conclusiones que juzgo decisivas, que tampoco habrían comparecido. No ser universitario me evita enfrentarme a un objeto de estudio que diseccionar y ornamentar. No suele haber sujeto (no cuenta) solo objeto (estudio). En mi caso, cuando sobreviene, la experiencia personal me va indicando el camino, no las fichas prestadas. A mí me interesan los discursos, qué se dice, pero quién lo dice realmente (los sujetos) y si es posible porqué lo dice. En el tema que nos ocupa en estas intersecciones de mañana se da la ausencia radical y absoluta de critica y menos aún, autocritica, una actitud reflexiva, introspectiva. Todo no puede ser autocomplacencia, alabanzas societarias, satisfacción mancomunada, coctelería y subvención. Creo que este streaming me ha aclarado mucho el tema precisamente de él, al punto que he pensado en llevarlo a algún librito. Utilizaria en parte el libro de arriba. He podido ver al completo mi relación con Marruecos en sus al menos tres vértices, que obvimente es muy distinta a otras que conozco, nada que ver. No hay nada como ser intruso, circunstancial, no esperar nada, no pertenecer a cofradías, estar de paso, pero dando cuenta. Y si guerra, mejor. Inolvidable el terrorífico Manifiesto de 250 intelectuales hispano marroquíes de 2002, casi me mata.
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