martes, noviembre 12, 2024

El Día (Tenerife): La superioridad europea ante Estados Unidos, en schok

 Una opinión muy extendida en Europa ha sido considerar a los norteamericanos materialistas, zafios, incultos, consumistas, simples. Esa opinión, junto a otros prejuicios, es incapaz de integrar de que si en algo es verdaderamente dominante EEUU es en la hegemonía cultural planetaria, más incluso que militar, aunque de estos asuntos no entiendan los europeos (civilizados y despreocupados pacifistas). Como tampoco que las universidades norteamericanas arrasen en escalafón a las europeas, salvo las británicas, prudentemente fuera. Los europeos cultivados siempre han estado persuadidos de que el territorio norteamericano entre San Francisco y Nueva York estaba poblado por rednecks (cuellos rojos labriegos) y White trash (basura blanca) que son los votantes de los republicanos, y con más entusiasmo de Trump, además de vendedores de coches, y dueños de moteles y gasolineras. Por eso los medios europeos daban sólo por perdido para los demócratas ese espacio central entre las orillas de los océanos. El partido demócrata no es otro que el de la Confederación sureña (esclavista) en la Guerra de Secesión, frente al republicano de la Unión. Pero sobre todo no tiene que ver con el de John Kennedy (tampoco el republicano con relación a Trump, otro desaparecido). El partido demócrata no es del de Kennedy sino el de Bernie Sanders y Ocasio-Cortez, incompatible con el anterior, que parecen salidos de Somosaguas/Lavapiés. Kamala Harris no entendió, que, como decía Isaiah Berlin, el ciudadano es capaz de equilibrar y ajustar sus intereses de libertad, seguridad y otros personales, que son plurales y no monistas: no hay una celda “mujer-género”, sarcófago “negro-racializado”, urna “LGTBI”, mazmorra “trans”. El ser humano es mucho más que una consigna identitaria. Y en derechos y libertades públicas es ciudadano. El casillero predeterminado, se ha visto que no existía, que era moral e intelectualmente estulto. Los votantes de Kamala, blancas incluidas, se han ido en tromba a Trump, como los hispanos, y en menor pero decisiva medida negros y asiáticos. Más que por los casilleros estaban interesados por la confianza económica y el bienestar social, pero la izquierda identitaria woke no tiene empeño preferente por los números, sino por agendas verde-climáticas, feministas y el perfeccionamiento del ser humano (no hablan directamente del “hombre nuevo” de escalofriante recuerdo) , sino que lo van esculpiendo desde niños, y les ponen incitantes talleres Trans (1% población), de sexualidad a saldo y libérrima para niños/as; mutilaciones y quebrantos fisiológicos irreversibles. El wokismo con sus mandamientos religiosos coactivos, y su desenfreno evangelizador, ya tenía a la sociedad adulta y equilibrada muy harta. Y han votado a Trump, el gemelo exacto de Sánchez, salvo en que él gana (arrasa) las elecciones y tiene carisma.

José María LizundiaJosé María Lizundia 12 NOV 2024 7:00

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