- He llegado a 48 apellidos- yo creí que la marca era tan solo numérica y añade: todos vascos
-No jodas, pues 24 son también míos, más 4 lizundias , ya tengo 28, dile a ese amigo tuyo que me indague por Lizundia. Cuanto más te remontas, menos contactos e intercambios, mayor reafirmación.
Nunca he oído a nadie que tenga 48 apellidos vascos que se pueden acreditar documentalmente (parroquias y archivos dioscesanos) y recitarlos, como yo hago con mis 8, que ahora me parecen propios de un vasco trastabillante dedicado al menudeo. Las verdaderas mitologías, políticas, las torpes ideologizaciones de realidades positivas, los lacados de eticidad de las consignas conducen a la comformación de imaginarios enloquecidos y, en consecuencia, absurdos, a fuer de estúpidos.
Nunca he oído a nadie que tenga 48 apellidos vascos que se pueden acreditar documentalmente (parroquias y archivos dioscesanos) y recitarlos, como yo hago con mis 8, que ahora me parecen propios de un vasco trastabillante dedicado al menudeo. Las verdaderas mitologías, políticas, las torpes ideologizaciones de realidades positivas, los lacados de eticidad de las consignas conducen a la comformación de imaginarios enloquecidos y, en consecuencia, absurdos, a fuer de estúpidos.
El actual presidente del Gobierno vasco (del PNV) no tiene ni un solo apellido vasco, algo que cualquier murciano, argentino guatemalteco tiene, al menos uno, pues este no tiene ninguno. Lo que no le impide considerarse vasco septimilenario, sepa euskera, se refiera a sus ancestros vascos, perteneciente él (desde el solar castellano burgalés, suyo propio) a un pueblo perseguido pero libre, de orígenes preindoeuropeos vasco, cuando no es ni puede ser -de ser ciertas esas cuestiones- todo lo que el se considera que es, sin serlo
el nacionalsimo, ETA y el abertzalismo, cambiaron el paradigma racial por el idioma, y en la politica erigieron el libre voluntarismo junto a ficciones de democratismo e inclusividad, para controlar y someter la inmigración, borrachos de enjundia panfletaria. La inclusividad idiomática, auténtica falacia, es la mayor y última coacción europea contra mayorías de población de determinados territorios
Desde hace décadas soy muy contrario al nacionalismo vasco, abujuré de esa religión laica, siempre he escrito contra ellos y siempre me tendrán en contra, del nacionalismo y sus coadjutores zapatero-sanchistas: partisanos, teóricos, estadistas, manos largas.Pues soy vasco verdadero -no un simulacro de politicos- en los únicos términos objetivos en que puede determinarse. Orígenes homogeneos continuados, que ya me encargado bien de hacerlos saltar por los aires. No obstante muy satisfecho de mis, por el momento, 28 apellidos vascos, entre tanta falacia, impostura y disfraz.
1 comentario:
Con y sin apellidos, aunque en mi caso, al menos uno es vasco, la compañía en ese almuerzo, fue maravillosa.
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