sábado, septiembre 14, 2024

Domingo de decantación: regata de traineras

Esta será la regata del domingo, justo al lado de mi domiciliación, les podría muy malver desde casa, si las hojas de los árboles frondosos permitieran la fugacidad de su paso y hubiera marea alta. Pensaba ir a Bilbao de museística, he traído mi carné del Museo de Bellas Artes con el que puedo entrar gratis y sin hacer cola en el Guggenheim. Y por supuesto, ya con muchas ganas de ver el Museo de BBAA  con las reformas de Norman Foster terminadas.                             

Gorka Angulo, fue el que me dijo "el domingo tienes traineras por tu casa". A mí no me importa nada jactarme, o dijéramos alardear, de mis deficiencias, límites, extravíos, insuficiencias y de dos únicas cosas positivas en las que uno pudo realmente resaltar, sin que fuera al vacío. Para mejor comprension, yo en lo único que he destacado en mi vida, no porque fuera el primus inter pares de muy boyantes, sino porque en la nada era algo. Que fueron remar y nadar (como "El Nadador" de Sergio Barce) donde veraneaba, un pequeño pueblo al final de una ría, ya en el recodo del mar. En la que tenías mar y una ría con muchas corrientes y yo era de los pocos que tenía desde los 12 años un bote de remos, de casco de madera y de unos 3 metros, y  el que mejor remaba del pueblo con Antón Alaña, que tenía otro. Mis amigos, salvo uno, eran totalmente aviesos

Hace unos años descubrí que a mí no me gusta ni un solo espectáculo de la índole que sea, con especial aversión a los culturales, en todas sus facetas, tampoco los deportivos, musicales, aunque cierto es que lo último que vi fue un concierto de Maná. Sí me hubiera gustado muchísmo  remar en una trainera, y de haber habido en aquel pueblo entonces, habría estado.
De repente, una imprevista luz parpadeante  de desvío, descubro que estaré más pendiente de los vascos de los muelles, que dicen, vitorean, de dónde son, cómo se comportan, cómo demuelen y pontifican, que de las traineras.

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