Gorka Angulo, fue el que me dijo "el domingo tienes traineras por tu casa". A mí no me importa nada jactarme, o dijéramos alardear, de mis deficiencias, límites, extravíos, insuficiencias y de dos únicas cosas positivas en las que uno pudo realmente resaltar, sin que fuera al vacío. Para mejor comprension, yo en lo único que he destacado en mi vida, no porque fuera el primus inter pares de muy boyantes, sino porque en la nada era algo. Que fueron remar y nadar (como "El Nadador" de Sergio Barce) donde veraneaba, un pequeño pueblo al final de una ría, ya en el recodo del mar. En la que tenías mar y una ría con muchas corrientes y yo era de los pocos que tenía desde los 12 años un bote de remos, de casco de madera y de unos 3 metros, y el que mejor remaba del pueblo con Antón Alaña, que tenía otro. Mis amigos, salvo uno, eran totalmente aviesos
Hace unos años descubrí que a mí no me gusta ni un solo espectáculo de la índole que sea, con especial aversión a los culturales, en todas sus facetas, tampoco los deportivos, musicales, aunque cierto es que lo último que vi fue un concierto de Maná. Sí me hubiera gustado muchísmo remar en una trainera, y de haber habido en aquel pueblo entonces, habría estado.
De repente, una imprevista luz parpadeante de desvío, descubro que estaré más pendiente de los vascos de los muelles, que dicen, vitorean, de dónde son, cómo se comportan, cómo demuelen y pontifican, que de las traineras.
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