sábado, octubre 01, 2022

Jesuitas y jansenistas, sus luchas intestinas dentro del catolicismo

El dejar de ser creyente precisamente en el trascurso de una misa en el colegio de los jesuitas de mi ciudad, Bilbao, a  los 15 años, me deparó -supongo que influiría- con los años un enorme respeto a las religiones todas, especialmente a la historia de las religiones, ajeno por completo a dogmas, piedad y creencia o fe. No tengo ni la Torá, la Biblia ni el Corán.  La religión de la que  más libros tengo con gran diferencia es el islam, seguido del judaísmo  (y judíos) y  muy poco del cristianismo, reducido a luteranismo y calvinismo, pero apenas del catolicismo en que me eduqué unos años, pasé por varios colegios, de lo bueno que era, así  que dejo constancia.
 Según videos, mi excolegio es ya una sintesis perfecta de la otra religión, la del nacionalismo étnico vasco. En mi época eramos, dentro de la clase media local, una minoria despreciable
He seguido con mucho interés en youtbe una mesa redonda de sacerdotes muy doctos, sobre el protestantismo en el catolicismo, que ha derivado en un momento dado a la disputa entre jansenistas y jesuitas, y de rebote los dominicos contra los últimos. Había  leído mil veces de esa disputa, del Abad Saint Cyran y Port Royale, sin saber el fondo de la cuestión. Los jansenistas a los  que los jesuitas  derrotarían, creen como en el protestantismo en el poder de la gracia  (eficaz de San Agustín)   y la predestinación calvinista. Las Cartas de Pascal  contra los jesuitas por ser capaces de justificar el homicidio si la intención es buena:  honra, bienes materiales, pero no por odio o venganza. A los jesuitas se les define como probabilistas y laxistas. Aceptan  las reglas  de la doctrina general de la iglesia, pero aplicadas a cada caso -la casuística jesuítica- concreto con lo que esa doctrina queda muy difuminada, y es la opción más probable desde el punto de vista lógico la que deba imponerse. Acto malo, intención errónea: exención. Los jesuitas por tanto atendieron a su propia autonomía  con mucha  libertad de acción. Son de una singularidad extrema, la orden más radical y ofuscada.

Con el concilio Vaticano II la  Compañía de Jesús -como se  llama- se desmelana por completo, constituyendo un peligro casí público en América, les urge plantar en la tierra la civita dei  ¡ya!, aun antes de que el papa peronista kirchneriano Francisco accediera al pontificado.

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