Se celebró los días 22 y 23 de septiembre en las Palmas de Gran Canaria la Primera Conferencia Internacional por la Paz y Seguridad auspiciada por el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) en colaboración con el Fórum Canario Saharaui. A él asistieron junto a los dirigentes del MSP, autoridades y personalidades saharauis; y por parte española, José Bono, Juan Fernando López Aguilar y José Luis Rodríguez Zapatero, dirigentes y cargos que fueron o son del PSOE. Quizá el MSP debió buscar más apoyos.
Como autor de varios libros sobre el Sáhara celebro que el Movimiento Saharauis por la Paz coincida conmigo en dos denuncias siempre insistidas. Una, la falta de pluralismo, en los campamentos y en el diseño de Estado propugnado por el Frente Polisario, y otra, relacionado estrechamente con la anterior, que es la condena constante del totalitarismo del Polisario. Seguían viviendo de las rentas del prestigio que tuvieron los movimientos de liberación nacional. Con representación militar única de pueblos unos y compactos. Una ficción que posteriormente, en la realidad, conduciría inexorablemente a guerras civiles, luchas intestinas y tribales, golpes de estado y corrupción sistemática. Que surgiera el Movimiento Saharauis por la Paz obviamente representaba un hito político de trascendental significación, esperanza y exigencia de pluralismo y representación democrática. Que Pedro Sánchez haya reconocido la autonomía del Sáhara occidental dentro de Marruecos era otra cuestión que me ha sorprendido, por lo paradójico que resulta en él esa iniciativa, pero que objetivamente supone un gran avance en relación a la fosilización del contencioso, carente de cualquier otra salida real y justa. Que también ahora Sánchez y Zapatero apuesten por la marroquinidad del Sáhara es muy digno de celebración, aún más debido a que probablemente no sean los mejores gobernantes habidos en España. Está muy bien que traten de unir Marruecos y favorecer su integridad territorial, máxime cuando han rasgado y casi dividido, acometido con acerbo sectarismo, España en dos. Curioso y contradictorio. La colaboración, promoción, connivencia con el secesionismo en España, no ha llegado a situaciones límite por la división interna que aqueja al bloque secesionista catalán. Resulta muy paradójico que ahora, el no del todo estadista Zapatero, convertido al chavismo, como Pedro Sánchez, que destaca en España por no poder salir a la calle, apoyen exactamente lo contrario a la división y enfrentamiento que han creado y fomentado en nuestro propio país. Resulta singular comprobar cómo acusan tan pasmosa contradicción dos políticos de inclinaciones y praxis populista (chavista uno y con Podemos en el gobierno el otro, coaligado al secesionismo vasco y catalán) y puedan encajar con el Marruecos institucional, moderado e integrador.
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