Y no soy yo, bueno claro que lo soy, pero me refiero a otro.
Yo ya era muy hostil a esta red, a veces huroneaba con el de XY pero muy poco,
por las fotos. Porque otro interés… Tiene que haber muchos trabajos de sociología,
comunicación sobre el tema. Twitter es otro cantar. Por un lado se cuelga cosas de terceros y los
raptos más osados son con el puño cerrado. Porque no pasan de ahí, salvo los exiguos panfletistas. Y por otro
lado medio millón de fotos. La expresión es la imagen y el grito. Un vagido,
del vagido al estertor una línea: muchos emoticonos, sí, pero (ni una sola ...) ni un
iconoclasta. Habrá mejor relejo/condensación
de la posmodernidad.
El encuentro con el vasco Iñaki ha resultado trepidante, me
ha revolucionado. El retorno de lo reprimido, unas sesiones de psicoanálisis en FACEBOOK. Aquí, en esta red, debe valer todo, porque si no es así estamos un poquito de más.
El gran beneficiario de esta trepidación ha sido mi añoso y
languidecente blog, que registra muchas
entradas, con lo de Mercadona (tengo que salir más) exité de lo lindo (para mis
indigentes registros), que parece haberse cambiado de sexo y ser ahora una jovencita de acariciantes texturas, superficies turgentes,
perfiles curvilíneos y morosas ondulaciones (horizontales) como la caligrafía árabe, contrapunto de
la hebrea, que es vertical, maciza, puro
Chillida. El simbolismo si alguien repara ha salido solo.
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