A la única persona que conozco que no debería afectarla en
nada el confinamiento es a mí, porque la vida apenas me ha cambiado, incluso la
ha mejorado. Ya no era el caminante que siempre fui, y no caminaba nada, desde
la semana pasada camino 6 kilómetros tipo marcha porque encima lo puedo hacer, 56 pasos sin
dar la vuelta. Alardeaba de andar al día unos 30 metros como también lo hacía diciendo:
- Hasta el año pasado
no me había hecho una analítica, en 45
años- para redondearlo con-, no sé si es
mucho o poco.
-Poco -o- muy poco- me respondían irónicamente Ahora voy al
complejo y me subo al estudio de escritura. Ya no voy a comprar el pan y el
periódico. Al menos dos veces por semana iba al supermercado. Le digo ayer por la
mañana a XY:
-Tengo que ir a por cervezas y ya compraré el Hola.
-No, no, ya te traigo
yo- Ni reacciono. Bueno, acato.
Hasta que me doy cuenta que me está hiperprotegiendo, porque
empiezo a presentir que le estoy cogiendo miedo a la calle. ¿Acabará sacándome
de la mano y seré de los primeros en pasear? Si le llevo unos cuantos años...Te
sientes como que vas perdiendo virilidad y que no eres el vasco caricaturesco
que no distingue entre espacio público y privado y se comporte en la calle como
si fuera el patio del colegio o su casa, y eso que vivo en las antípodas.
Fer, que lleva 30 años con cáncer, tres recidivas, ahora
quimio otra vez (dos años infames), me dice:
-Jose, está todo muy claro, ya estamos para que nos cuiden,
yo quiero que Rosita me cuide, no me digas que no, macho (es matritense).
-Joder Fer, yo estoy un poquito mejor, que hasta hace poco
no tenía historial clínico, bueno si, pero solo de barbitúricos para dormir.
Tengo que corregir esta tendencia de castración consentida y desvirilización
galopante, hoy me escapo a Mercadona
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