Este otoño ocuparé la más señera –¡una institución!- y
antigua de las tribunas bilbaínas, por donde pasaron Miguel de Unamuno (varias
veces), José Ortega y Gasset, Manuel Azaña, María de Maeztu, Indalecio Prieto, Garrigues Walker, Vargas
Llosa, Julio Anguita… que entonces me habrán precedido, luego no es asunto que
me produzca la más mínima repugnancia, pesar o desánimo. También es la primera
conferencia (no charla).
El tema lógicamente
es el del Sáhara que es de lo único que puedo dar una conferencia. Quiero que se conozca mi punto de visita y el análisis por fin novedoso sobre un tema tratado siempre igual o parecido; una ruptura epistemológica, de la narrativa sobre el Sáhara,
que diría aquel teórico marxista francés llamado Althusser, luminaria de mi generación que acabó matando a su
mujer.
INVITACIÓN A MI HERMANO
Mi hermano se ha emocionado: ¡Unamuno, Ortega, el XIX, el XX...!
y va venir conmigo. Voy a intentar que me la co-presente y que aparezca su
nombre bajo el anagrama de la institución en las tarjetas de invitación. Nos lo
merecemos. Iremos a Bilbao. Allí seguramente mi hermano tendría más caché, una persona a la que las elites más inquietas buscarían. Las ideas y el discurso intelectual
valen mucho, los amaneramientos y farfulleos nada.Entre decir, cuando me preguntan de dónde soy, si vasco o de Bilbao, prefiero lo segundo. No venero, creo, el dogma del bilbaínismo o la figura ampulosa de la bilbainía, deseo que el Athletic pierda siempre, detesto la mayoría de sus símbolos y buena parte de sus valores, aunque me puedan seducir formas específicas de comportamiento, pero soy el típico bilbaíno (hasta yo me horrorizo). Una puta caricatura perfilada a hachazos. Soy pertenecido por Bilbao, no lo puedo remediar. Bilbao que ahora gusta al mundo, a mí no me gusta. De hecho nunca me ha gustado. Con dos horas en Bilbao tengo de sobra. Me gusta Getxo y nada más. Soy y además “voy” de bilbaíno. Mi ethos y mythos. Un estilo a veces elegante, a veces bronco. Una sociabilidad fraternalmente intensa que puede tornarse tajante y descarnada.
Decirle a ex doctor Harris que el Sáhara no es solo cuestión para entomólogos del lugar como dice, puesto que sobre todo es un discurso creado por militares de la Dictadura franquista, privados de una guerra ganada, irradiado a la carnavalesca criatura progresista hispana y asumido por ésta como purificación. Un haz de coherencia, autenticidad y discernimiento.
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