martes, enero 04, 2022

Picnic navideño con numerus clausus, mi hermano dado al saqueo y pillaje estricto


Precisar de antemano que la lista de invitados era mucho mayor, pero el número de reunidos, las cautelas, el carácter de picnic, en principio solo iba de jamón y champú, aunque siempre habría vino , queso y bombones y asimilado navideños, y como teníamos que ajustar la relación oferta demanda, estuvimos forzados a comprimir el listado, porque lo natural en nosotros en estas fechas y con  las presencias norteamericanas es la expansión, en sentido radicalmente opuesto a mi hermano

Como amigos muy masculinos habían  alabado mis fotos con (por) amigas, ayer en el picnic navideño invité a componer esta estampa, si bien mirado pudiera sugerir una desagradable escena heteropatriarcal (quizá buscada)_o  guiño  a la buñuelesca  Última Cena.
                                         
Las fiestas y las celebraciones son para desmesurarse, que es lo que suelo hacer yo desde más o menos los 14 años-, ya es el mundo  y la gente tan densamente aburrida como para no aprovechar esas oportunidades.
Mi hermano era un abogado bastante multimillonario hasta que la crisis de 2008 (USA) y deriva 2010 (Spain) arrasó con el flujo de sus incrementos financieros. Nadie se ha quejado en España más de esa crisis que él, y con razón, ejem. Excusatio non petita....
Cambiamos de escena, hace 10 días coincidimos  con una chica, que le dijo que le conocía (sigo con hermano) de siempre, de verlo caminando con un traje oscuro y corbata hiciera frío, calor o granizo. Todo el mundo intuía su frugalidad y desinterés por saciar la mínima propensión a la gula, un asceta, un maestro zen, un herbívoro indolente 
Ayer buscó acomodo justo donde sus manos caían sobre la bandeja de jamón , otra  de queso y el pan.. y antes  de que alguno hubiera reparado que había sillas ya estaba dando  cuenta  de los alimentos, se personalizó una botella de vino, y la segunda copa resultaba ya cadena industrial
Como sabe que yo no puedo sustraerme a denunciar sus escenas de aprovechado jamás conocido, de obtención el máximo rendimiento, pasaba a burlarse  de mi "como es todo gratis, verdad", ya en la muestra de su cinismo absoluto, escolarización  malograda y falta clara de socialización. Nunca le he visto tomar champú, sin embargo ayer lo hacia combinando con vino, con avidez, sin momentos distintos  
Tampoco le he visto nunca pedirse  una  cocacola y menos Nestea, reservado para alguien  que no bebe alcohol, pues ayer se dio a  las dos bebidas, lo que nadie hace, salvo él, que sabe abrir perfectamente la nevera. 
Lo más cutre fue cuando ante las bandejas de bombones y asimilados navideños, se levantaba para alcanzarlos ejecutando movimientos de succionadora. Le amenacé: como te los metas en los bolsillos te vas a la calle y no vuelves mas. La gente se reía pero él, indemne a todo,  tenía que aprovechar la gratuidad. Un caso clínico de tal profundidad psíquica como el caso del hombre de los lobos de Freud    

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