jueves, julio 02, 2020

Mi último libro de título imposible: Tánger y Melilla confrontadas

No sé ni por donde empezar.  La foto es del pandemonium  y el color  pizarra inferior es la barba y no una enfermedad La sudadera no se nota. Mi madre esta vez se hubiera decantado, de entre los diversos adjetivos que empleaba en mi contra , por DERROTADO. Yo lo percibía como dignificación. Al menos habré salido con pinta de francés de los años 50, y ya puestos, de filósofo fracasado. Ay, el irresistible embeleso del fracaso, con su estética reparadora y  su moral compensatoria.
El libro tiene 88 páginas con las en blanco, la de la fecha de publicación 30 de julio. Perfecto para la playa.
Es el libro que antes he escrito, pero más he tardado corregir: igual tres meses. Las ideas estaban casi todas pero darles forma, precisión y consistencia, amén de arreglo de los destrozas gramaticales infligidos, anacolutos, sintaxis, solecismos...
He logrado explicar en la contraportada el contenido del libro. Tenía un patchwork  escrito y resulta que estaba ordenado sin necesidad de hacerlo, lo nunca visto.
No sueño con escribir tal libro o tal ensayo,de unas determinadas características, hago justo lo que quiero hacer. Me sale. Hay que ser ambicioso, salirse de todos los caminos, no seguir ninguna señal, mirar en la hierba no hollada y en  la tierra no  revuelta, y si hay cercas saltarlas. Es lo único que me motiva. Escucharse escribir hasta descubrir que alguien está escribiendo por ti. Alguien suelto, ufano, alegre.
 

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