Me voy de viaje. De no tener ganas de ir a Bilbao, por
ejemplo en verano, de repente me entraron y sólo necesité dos días para sacar el ticket, ya terminado el libro del Sáhara, el libro más corregido de la historia.
Voy de jueves a sábado o viernes de la siguiente semana. Como en los últimos tiempos me he convertido
en un gran usuario del ferrocarril y no pensaba quedarme todo el tiempo en Bilbao,
dude a donde dirigirme, sólo se me ofrecían dos opciones: Málaga o Sevilla.
Málaga, porque en agosto solo estuvimos horas, y con tantas comidas no pudimos
volver, ni acercarnos a Marbella. Málaga tiene una oferta artística grandiosa.
Sevilla que yo sepa, en términos contemporáneos o modernos, ninguna, pero está
la ciudad.
Le pregunte a XY y a mi hermano. XY me dijo que yo era imposible,
que siempre tenga que ir a los mismos sitios, que fuera a Santiago,
Zaragoza, Lisboa o Soria porque para eso era una persona culta. Allí fue Peter Handke a escribir un ensayo. Me encantó esa elección tan
personal y exclusiva, y además se alojó en una residencia e iba a un bar también de las
afueras a poner discos en la Jukebox. Ocurre que yo no soy un escritor que haya
tenido desde niño, adolescencia o juventud esa vocación, por lo que me falta todo el sacerdocio y liturgias de los consagrados ab ovo (no confundir con AB-USO-CANARIAS).
Tampoco tengo neurosis suficiente como para ir como escritor con acusadas
observancias de tal, y decir, “sí, voy a ir a escribir”, como con el arrebato "opus magnum".
-Ten en cuenta que es invierno, a las seis es de noche,
igual llueve y estaré solo. A ver qué hago yo en Soria. No soy ni poeta.
Le consulto a mi hermano: tú ¿a dónde irías? Me responde con
una sensatez sorprendente: “a donde te vayas a encontrar a gusto”
Pues así lo he decidido. Ese es mi criterio y da un único
resultado: Sevilla. Allí están mis lugares sagrados, mi peregrinación, una ciudad
alegre con mucha gente en la calle y los bares, con carril-bici y chicas modernas, mezcla escandinava y andalusí, su buen cupo de turistas, teatro
en la calle: los locales representándose a sí mismos como argentinos de segunda.
Ciudad grande para recorrerla entera, monumental y turística.
-¿Cuándo vas a volver?
-Para el sábado 26, para estar en el Oliver con Agamben, nunca me he perdido
una cita Mácaros, que es sagrada.
-Se podría retrasar.
-No, porque igual lo pasaban al año que viene, tengo
bastante tiempo.
Mi idea es volver el
mismo 26 y pasar dos o tres noches en Sevilla, desde donde regresaré. Mis
últimas estancias en Sevilla no han sido ni de 24 horas, lo que resulta
frustrante, atropellado. Iniciado ayer este post, descubro, ¡mira por donde!
que ahora mismo sólo hay una ciudad para buscar lo que más me interesa, que es
precisamente Córdoba. En Córdoba está la
editorial más importante en temas de Al-Ándalus, moriscos y demás, luego en las
librerías se encontrarán sus libros. Me apetece mucho visitar la Mezquita,
encontrarme con cosas islámicas. Me interesa
muchísimo el islam, la historia y la cultura de las religiones,
pero nada sus dogmáticas o textos sagrados. Hay un Corán de mi hijo, del que
nunca he pasado de la primera página.
Escribiendo esto he mejorado una barbaridad mi viaje, tiene una perspectiva
nueva y de verdad interesante.
Hace poco, correo de mi hijo desde Londres de regreso a
Washington, vuelve de Berlín (que fantastic, ya lo conocía) donde ha pasado el
fin de semana, mi hija se queda en Berlín por trabajo, y superando la resaca
Trump. Tocados.
Mis hijos y yo viajamos, aunque bajo otros conceptos y
parámetros, no esencialmente similares.
1 comentario:
No se agobie maestro. La tertulia bien se puede aplazar a diciembre.
No seríamos capaces de tener una tertulia sin usted (y por ende sin su hermano).
El Oliver no vale nada sin sus boutades , interrupciones, paralelismos existenciales, discursos arrolladores, Israel, los USA, Baltimore y ese bar donde usted se batirá hasta la muerte, el billete de 50 euros volando por la mesa, ...
Saludos
EDH
Publicar un comentario