domingo, noviembre 13, 2016

Cobra importancia Córdoba


Me voy de viaje. De no tener ganas de ir a Bilbao, por ejemplo en verano, de repente me entraron   y  sólo necesité dos días para sacar el ticket, ya  terminado el libro del Sáhara, el  libro más corregido de la historia.
Voy de jueves a sábado o viernes de la siguiente semana.  Como en los últimos tiempos me he convertido en un gran usuario del ferrocarril y no pensaba quedarme todo el tiempo en Bilbao, dude a donde dirigirme, sólo se me ofrecían dos opciones: Málaga o Sevilla. Málaga, porque en agosto solo estuvimos horas, y con tantas comidas no pudimos volver, ni acercarnos a Marbella. Málaga tiene una oferta artística grandiosa. Sevilla que yo sepa, en términos contemporáneos o modernos, ninguna, pero está la ciudad.
Le pregunte a XY y a mi hermano. XY me dijo que yo era imposible, que siempre tenga que   ir a los mismos sitios, que fuera a Santiago, Zaragoza, Lisboa o Soria porque para eso era una persona culta. Allí fue  Peter Handke a  escribir un ensayo. Me encantó esa elección tan personal y exclusiva, y además se alojó en una residencia e iba a un bar también de las afueras a poner discos en la Jukebox. Ocurre que yo no soy un escritor que haya tenido desde niño, adolescencia o juventud esa vocación, por lo que  me falta todo el sacerdocio  y liturgias de los consagrados ab ovo (no confundir con AB-USO-CANARIAS). Tampoco tengo neurosis suficiente como para ir como escritor con acusadas observancias de tal, y decir, “sí, voy a ir a escribir”, como con el arrebato "opus magnum".
-Ten en cuenta que es invierno, a las seis es de noche, igual llueve y estaré solo. A ver qué hago yo en Soria. No soy ni poeta.
Le consulto a mi hermano: tú ¿a dónde irías? Me responde con una sensatez sorprendente: “a donde te vayas a encontrar a gusto”
Pues así lo he decidido. Ese es mi criterio y da un único resultado: Sevilla. Allí están mis lugares sagrados, mi peregrinación, una ciudad alegre con mucha gente en la calle y los bares, con carril-bici y chicas modernas, mezcla escandinava y andalusí, su buen cupo de turistas, teatro en la calle: los locales representándose  a sí mismos como argentinos de segunda. Ciudad grande para recorrerla entera, monumental y turística.
-¿Cuándo vas a volver?
-Para el sábado 26,  para estar en  el Oliver con Agamben, nunca me he perdido una cita Mácaros, que es sagrada.
-Se podría retrasar.
-No, porque igual lo pasaban al año que viene, tengo bastante  tiempo.
Mi idea es  volver el mismo 26 y pasar dos o tres noches en Sevilla, desde donde regresaré. Mis últimas estancias en Sevilla no han sido ni de 24 horas, lo que resulta frustrante, atropellado. Iniciado ayer este post, descubro, ¡mira por donde! que ahora mismo sólo hay una ciudad para buscar lo que más me interesa, que es precisamente  Córdoba. En Córdoba está la editorial más importante en temas de Al-Ándalus, moriscos y demás, luego en las librerías se encontrarán sus libros. Me apetece mucho visitar la Mezquita, encontrarme con cosas islámicas. Me interesa  muchísimo el islam,   la historia y la cultura de las religiones, pero nada sus dogmáticas o textos sagrados. Hay un Corán de mi hijo, del que nunca he pasado de la primera página.  Escribiendo esto he mejorado una barbaridad mi viaje, tiene una perspectiva nueva y de verdad interesante.
Hace poco, correo de mi hijo desde Londres de regreso a Washington, vuelve de Berlín (que fantastic, ya lo conocía) donde ha pasado el fin de semana, mi hija se queda en Berlín por trabajo, y superando la resaca Trump. Tocados.
Mis hijos y yo viajamos, aunque bajo otros conceptos y parámetros, no esencialmente similares.


1 comentario:

Anónimo dijo...

No se agobie maestro. La tertulia bien se puede aplazar a diciembre.

No seríamos capaces de tener una tertulia sin usted (y por ende sin su hermano).

El Oliver no vale nada sin sus boutades , interrupciones, paralelismos existenciales, discursos arrolladores, Israel, los USA, Baltimore y ese bar donde usted se batirá hasta la muerte, el billete de 50 euros volando por la mesa, ...

Saludos
EDH