viernes, noviembre 11, 2016

El prólogo y el libro

Únicamente  en todo el mundo, sólo yo, puede saber lo que representa dejar de escribir, para lo que antes hay que pensar, del tema sindicalista y regresar  al del Sáhara y Magreb, (ya no puedo referirme solo al Sáhara). He dudado incluso que figure en la solapa referencia al sindicalismo y laboralismo. Al final como han sido tres putos libros, dirigidos prácticamente a nadie que los pudiera comprender, van a aparecer. Superando la  vergüenza evidentemente ¿Qué se puede pensar de alguien que escribe sobre sindicalismo? ¿Habrá uno solo en el mundo que lo haga desde el mundo de la cultura e intelectual? Menos mal que yo me he salvado holgadamente, solo porque soy bueno y batallador,  recluido como estuve   en esa celda enmohecida, mortecina, banal, antigualla y tan absolutamente iletrada.
El último libro sobre el Sáhara, está esperando el prólogo del Niño. Vino el lunes a Los Reunidos -hubo un escueto brindis-, porque le había urgido el prólogo. Se lo había pedido -es un peso pesado- pero para que no hiciera un prólogo hagiográfico, sino que expresara sus ideas sobre la zona: la seguridad, la actualidad y que luego conectara con mi libro, que el texto  tuviera entidad propia.
 Está ilusionado y eso me contagió, el placer de colaborar, de compartir cosas. Mi hermano me ha hecho una corrección fantástica.
El cambio es brutal, se puede  hablar, se sabe que tendrá alguna trascendencia, que te sitúas en un mundo en el que hay posiciones, interlocución, interés, conocimiento. El Niño ya me ha mandado la mitad  del prólogo y es magnífico. El aporta el lado científico y analítico, yo el crítico e intelectual.


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