sábado, febrero 13, 2016

65, mi cumpleaños más satisfactorio



Lo absurdo es la tensión más extrema, la que mantiene constantemente con un esfuerzo solitario, pues sabe que con esa conciencia y rebelión al día, testimonia la única verdad, que es el desafío.
Albert Camus 

Albert Camus fijó la vertiente esencial de la existencia humana, para ello abundó en el absurdo de la vida y el suicidio, que no lo resolvía. En esencia la vida es un acto de rebelión dentro de los límites mortales o márgenes de la existencia y el destino. Tiene un papel determinante la conciencia (libertad), pero también lo irracional. Podía encontrarse en el mito de Sísifo, el perseverar a sabiendas de la no culminación efectiva de un esfuerzo, pese  el verse frustrado por los límites. Su filosofía sencilla -él que básicamente fue una de las cumbres literarias del S XX, de Camus- me fascina. Especialmente su vida, de tanta coherencia. Con lo que estaría de acuerdo mi amigo Iván López Casanova. El pensamiento no puede derivarse en miles de ramificaciones que no conducen a nada, sino al exhibicionismo mecánico de todo el potencial del logos. Hay que resumir las premisas de la existencia, que es lo que hace Camus.

Ayer le escribí a Nani acusándola de neurótica e infantil como su amiga de la Capital y para recordarle que hoy era mi cumpleaños feliz. Y me felicitara. Me contestó diciendo que ya sabía que hoy vine al mundo. Como soy heideggeriano, no vine al mundo, sino que fui arrojado a él: geworfenheit o Entwurft geworfenheit (arrojado al destino), como mi hermano certificará. El conoce a Heidegger por fuentes indirectas, pero lo conoce. Su golem Atroz no, porque solo habla yiddish.
Agotado el excursus filosófico, diré que no recuerdo que recibiera tan a gusto una edad como la que me viene otorgada por Cronos hoy. Hacer 65 años está muy bien. Ves la vida de otra forma. Más joven, pero también más listo. Iba a poner sabio. Nunca hasta ahora había pensado en hacer deportes de riesgo, ahora me apetecería mucho hacerlo, pero el cuerpo para eso no acompaña. Por su belleza humana más que nada.
Hay algo impagable a mi edad, que es la libertad personal que alcanzas. Puedes con todo. No pasas ni medía y te haces más valiente y osado. Eres mucho más capaz en defender tus posiciones. Ni rebaños, ni grupos, ni mayorías, ni opinión común, ni entornos. Enfrentarse a todas estas cosas no es fácil, aunque de joven irresponsable sí lo es, lo he probado. Pero luego se vuelve suicida. Cuesta romper, da miedo, supone quedarte solo, pasar la línea. Entiendo que no haya esa necesidad, no tiene por qué haberla, pero si se da, hay que atenderla. Yo lo he hecho gradualmente. Con inteligencia y control. También he recibido muchos estímulos, vamos, me los he buscado. Volviendo a Camus: rebelándote es como tienes conciencia de los límites. Todo se juega entre límites, los que tu pones (hasta aquí aguanto, pero nada más) y los que te ponen. Con esta libertad no se podría vivir en etapas anteriores, viene cuando es más factible tenerla. La vida es sabia.
Gracias a todos mis amigos que me han llamado y me han mandado mensajes por mi feliz cumpleaños, que de verdad lo he sentido como tal. Ha sido el cumpleaños más satisfactorio de mi vida. Me he enterado que Eguiar ya no esquía, sino que hace snowboard, y que le gana a Fer (en Andorra,  no en Suiza) en darse buenas   hostias.
En otro orden de cosas, iba a volver a Heidegger y su pastoreo, pero me parece más propio y delicado referirme a una pastorcilla bucólica, para indicar que me apunte a la expedición a Baeza.








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