sábado, abril 05, 2014

Una decisión práctica y una recomendación

Se toma con humus de aperitivo. La aristocracia marbellí nos lo puso
Esta mañana anuncio antes de ir a M.: Me voy a liberar de las atávicas inercias y  costumbres carentes de lógica. No pienso estar todo el rato quitándome las gafas para mirar la fecha de caducidad y poder leer  las marcas, cuando no agachándome para recogerlas porque se me están cayendo todo el rato, o retrocediendo  porque las he olvidado en algún estante. Además sin gafas conduzco como si tuviera prismáticos en los ojos.
 Así lo he hecho, me subo a La Cuesta ¡qué diafanidad poder leer las señales y  letreros!.No he cogido las gafas pero tampoco  monedas,  le pido a una cajera cambios para el carro, que no tiene. Me da una llave maestra  y me dice que la meta por el lado que no es consistente, solo metálico. No la entiendo y me lo tiene que  repetir al menos cinco veces cada vez más alterada. La gente que espera, que a la vista está tienen menos estudios que yo, hacen gestos de que ellos si lo entienden y que es muy fácil. Me están acomplejando.  Y con razón.  La  meto en el carro por el lado que parece llave de carro, que no entra. Le vuelvo a decir a la cajera que está  cerca “No entra”.
-le estoy diciendo que es por  el otra lado-  me digo, pues no era tan difícil de entender, la verdad. Estaba empeñado en A y era B, así de binario.
Los empleados rezuman amabilidad por todos los lados, tiene naranjas de oferta y te las muestran de cerca. No hay nada que mirar, hasta que entra una negra, especulo si será una prostituta, pero  aparece un niño mucho más negro, que no me quita la mirada, la madre evidentemente ni me ha vistió, ni que  hubiera adivinado mis deliberaciones, el niño . Es la única nota de color entre tantos blancos.
Llego a la comida para animales, tras surtirme  holgadamente  de comida para Sarita, lo que le gusta, no come cualquier cosa, me familiarizo también  con la comida para aves- loro. Esto es  la vejez: comprar comida para varios animales. Pero echo en falta el paisaje inglés.
Ayer a la noche le tengo que decir a XY que pare de cantar, no ves que en uno de esos movimientos absolutamente paroxísticos y dementes, el loro se  va desnucar  o va a estampar la cabeza con pico y todo contra la jaula y se nos  mata. Este loro va a morir cualquier día bailando.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenisimo Lucian, jajajaja.... el episodio del carro, las gafas y el loro...genial!!

Tb me gustó mucho la lectura de los rusos zaristas...

besos.

R.W.