sábado, abril 12, 2014

La gran riqueza son los emigrantes

El miércoles vino Salmon, un treintañero de Ghana, cristiano pentecostalista, que dedica hora y media al culto todos los domingos, como no tengo gente se queda casi una hora, está orgulloso y feliz de ser dentro de 6 meses español. Envía todo el dinero que puede a su mujer y a  hijos, hermanos… Dice que aquí todo es gratis, incluido yo y  se  ríe,  y que no tiene ningún problema aquí. Siempre sonríe.
El jueves al mediodía voy al bar del hotel a tomarme una cerveza. Me hecho amigo del jefe de barra. Es argentino, hijo de españoles. Me dice el nombre de una localidad del sur de Buenos Aires, del que le he hablado, él es de al lado, y  yo me muevo por Buenos Aires bastante bien, máxime  para no haber estado nunca. Dice cosas muy interesantes de España y Argentina, cosas de las que no sabía o no había reparado.
A los emigrantes habría que llevarlos  por las escuelas para que hablasen a los niños. Los emigrantes siempre son los mejores, los más osados, echados para adelante, capaces…
A mí no me gusta hablar con españoles, quitando amigos y eso que hablo mucho, sobre todo pregunto, les esquivo en cuestiones por ejemplo de ideas, no me interesa el coro hispano, es más,  lo detesto y  supongo sus ideas: las opiniones de prestigio.
Los emigrantes son pedagogía,  ellos ven todo como novedad y distinto, mientras que tú como  siempre ha sido  y te ha precedido, ellos captan todos los detalles, los puntos nodales  de significación y es gente que con el hecho solo de ser emigrante, marca una altura, un valor que los de aquí y siempre no tenemos en absoluto.
Me gustaría una España llena de negros, sudamericanos, magrebís, eslavos, paquistaníes, filipinos… con grupos que limpiaran toda la mugre de este país, gente con muchos hijos dispuesta a labrarse el futuro  y salir para adelante, en una sociedad multicultural y abierta , en la que prevaleciera la realidad, la vida.


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