No pensaba yo que fuera tan rápido lo de libreros y distribuidores, que son los que cortan el bacalao, quienes deciden la presencia de los libros en los mostradores. Existen ámbitos de ignorancia circular e insultante, y de juego y fantasías, en los que se cree que es el editor el que acerca el libro al lector, sin saber deslindar todavía cada función. Parece todo muy tosco, ramplón, estulto, sin embargo ocurre, así es el nivel: alucinante en todos los sentidos. No hay palabras.
A mi editorial se le ha caído su distribuidor (ha cerrado) del centro, Logroño, Aragón… muy activo con el Sáhara mío, por lo que la literatura canaria acusará la falta de inmediatez en toda esa zona. O no.
Del jueves a hoy
eventos, pero sin fotos. Cuando no hay fotos la sensación es de que nada ha ocurrido, y eso que lo pensé. El
jueves fue el cumpleaños de Fer. Os miraba y no sabéis lo bien que os
conserváis. Que te digan eso es como si te lo dicen al revés. En el Capricho, y después gin tonics, tuve que
comer algo. La fijeza antropológica se observa en lo hondo, que son las costumbres, en lo inconsciente y así siempre
dispuesto. Son más que rituales.
Parece que hay una renovación, se copian platos, se han oído
campanas, pero se sigue sin saber hacer una tortilla de patatas, comí con cuchillo el mazacote. El vaso helado
se mete en la nevera boca arriba, el agua permanece dentro y se forman luego lascas de hielo, que las saco con los dedos.
Me pongo un poco impertinente, pero como no se sabe nada de contrastes, no
importa, nada se entiende.
El viernes Termini, modelo cuartelario, allí nos ponen
directamente las cazuelas y sartenes
sobre la mesa, siempre da la sensación que han previsto el triple de
comida y la tienen que tirar, algún día nos pondrán tapers para que nos la
llevemos. Todo es gratis, por lo que la sensación es mucho peor.El sábado, casa de Yisas y Amparo. Mi hermano ha ido a las 7 a ensayar para el sanguit. Amparo canta de ensueño. Un neurótico obsesivo, son más de las 10 y nuestro pianista de pelo checo o ruso no ceja en su empeño. La casa es realmente singular –son una pareja reencontrada y Yisas un retornado de Extremadura. Mi hermano me había dicho, es muy acogedora, y lo es. Tiene algo de estudiantes, de nido de amor, aunque sus hijos de otras parejas son ya mayores. La cama casi a ras de suelo, telas en la pared, detalles artísticos, instrumentos musicales colgados. Está a su medida. La gran cuestión es esta ¿se puede mantener toda la vida un modelo juvenil? Al parecer sí. En eso y más cosas. A mí me sale, pero me falla mi veta existencialista. Yisas ha hecho delicias indias, una experimentación del miércoles de boda. Está todo muy bueno. Me he avenido a comer.
Termino de leer el libro de Pushkin Eugenio Oneguin , miro la portada y le estampo un beso, jamás he hecho cosa tan adolescente femenina. Uno resulta ya impredecible. Bueno lo hace mi hermano. A Tolstoi y a Nadiezha Mandelstam.
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