Los odia, él forma parte de ese núcleo, en este caso funcionarial, al que no se le conoce antecedentes políticos, ni izquierdismos, ni cita a autores de pensamiento, aunque sí muchos literatos y que sin embargo ha pertenecido a la esfera del poder político institucional, en tareas de asesoramiento y algún viaje ineludible. La época /épica del apogeo político español, ahora analizado por el mundo. Sí claro, de antes de los últimos 200 días. Conozco a varios que desde el calor político institucional se han hecho antifascistas con 40 años de retraso, tras obviarlo en su cotidianidad: pasaron el franquismo a la suave brisa del antifascismo interior. No les agradaba, cierto. Luego todos ellos se pasaron ¡qué casualidad! al poder oficial local. Ahora persiguen al franquismo –reinventado- como si fueran del FRAP, y no imagino porqué. Tal vez les faltó algo de juventud, dedicados en cuerpo y alma a su interior creativo y artístico.
No acabaron aquí los bríos de lucha. Estábamos comiendo bajo la casa de Nuestro Amado Líder, cuando alguien me agarra del hombro y me susurra inteligencia.
-Ahí están todos los del PP- como si fueran la Gestapo. Era la gente de mediana edad que ocupaban varias mesas, a los que hacíamos congresistas “seguramente bancarios”, sin asociarlos con el PP.
-Han elegido a Soria, lo que vamos a tener que aguantar- Como si fuera Adolf Hitler. Lo que vamos a tener que aguantar: a alguien que no gobierna en Canarias. Sic. Glub. Eran dos clases pasivas aún jóvenes, una, propietaria gratis de un artilugio carísimo, a pesar de estar en posesión de bienes materiales notorios, a buen recaudo, por supuesto.
Los del PP, aparentaban soportar grandes deducciones de cuotas de la Seguridad Social y de Hacienda; de entrada –aunque en este país este tipo de pensamiento esté reservado a premios Nobel-, primorosos mantenedores objetivos del Estado del bienestar. Las dos jóvenes clases pasivas del Estado, ni siquiera tienen la inteligencia de calibrar de dónde podrá salir todo el dinero que les mantiene en estado de cómodo sostenimiento. Incluida la soleada hostelería sabatina. Las clases pasivas coincidían con el PP en el mismo local y menú, casually, pero las distanciaba la ética para variar.
Con este tipo de gente no me callo, y salieron muy rebotadas.
Dice XY “Vaya país éste, dan por supuesto que lo que piensan es previo, general y sagrado”.
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