jueves, octubre 20, 2011

Melifluos: la verdadera foto de las Azores

¡Eran tan brutales…! No razonaban, no argumentaban, no eran leídos y por supuesto no tenían nada que decir. Pero eran progresistas. Cualquier imbécil te podía llamar facha, sin tener ni idea  de lo que era el fascismo.  Sin poder ni querer imaginarse lo que podía ser el fascismo de verdad. Sin duda eran de los que llegado el momento siempre se escabullirían. Algunos, sin vergüenza y por edad, eran de los que ya se habían escabullido.  Pertenecían a aquel segmento que de joven con más ganas habías despreciado: la banda de los colaboracionistas tenues,  oportunistas, remeros con la corriente a favor, del desmarque justo, gregarios , calculadores, astutos... Podían apostrofar de extrema derecha al decoroso y pacato PP  sin tener ni idea de lo que era la extrema derecha de verdad,  ni por  experiencia ni por conocimientos ni por la mínima dignidad que confiere el criterio propio, el pensamiento autónomo, ni por discreta inteligencia. De alguna manera se guiaban por los criterios gregarios y propagandísticos propios  de los fascistas, altivos, seguros, al lado del gobierno y de sus latiguillos, dogmas, ideas fuerza,  y consignas repetidas millones de veces en ruedas de prensa, declaraciones… Este brutalismo era de clara inspiración fascista, por lo que suponía de exclusión y ocupación simbólica de la calle, del espacio público con las consignas que manaban de los enanos ideólogos gubernamentales y medios afines. La prueba irrebatible era el sumun argumental, el designio divino, la conjura de la maldad de Lucifer, es decir   “la foto de las azores”, cacareaban concluyentes las huestes pacifistas y antifascistas, el ramillete megafónico y pancartero.
Fue increíble la banalización de todos los conceptos y las nociones básicas, querían acabar con la memoria histórica y la  verdad y resultaban ofensivos. Peligrosos.  El fascismo y la extrema derecha siempre triunfan sobre masas amorfas solo sensibles  a la sugestión y la sumisión, como ésas que ahora dominaban el paisaje, que se movilizaban a ras de bar, de corrillo, de celebración o de manifestación a las que iban a marcar el paso y salmodiar  letanías que les dictaba el poder exultante, que exhibía las maneras más abruptas del  “No Pasarán”. Hablaban alto (los de  derechas –estigmatizados por ilegítimos- callaban como putas, ante los dominadores de la calle), seguros, con todos los vientos a favor, con quórum de calle, dentro de los exigentes parámetros de la corrección, del lado de las prescripciones políticas y sociales de moda, “de la calle”,  sin miedo a desentonar, sin posibilidad de réplica…con el sudor y la sonrisa  y aquiescencia que confiere la pertenencia  al Pueblo en momentos de gran gesta antifascista.
Y de entre de ellos los más imbéciles eran los que, cuando pretendías iniciar cualquier razonamiento te decían como en la Edad Media, cuando se apelaba  al anticristo o una herejía… el aplastante dogma de  “La foto de las Azores”, Heil! como la invocación de carácter ritual, dogmática y sagrada que destruía el Mal.
Y  ahora, en la Conferencia de  Paz de San Sebastian aparecen hermanados con Tony Blair, Bildu y otras tropas auxiliares, el PNV,  Nafarroa Bai, algo del PSOE, Izquierda Unida y otras curiosidades.
La foto de las Azores fotomontada sobre la de San Sebastian.
La mezcla exacta de  imbecilidad y cinismo, y violencia amiga (casualmente totalitaria, la persecución política nazi o estalinista).

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