Fue increíble la banalización de todos los conceptos y las nociones básicas, querían acabar con la memoria histórica y la verdad y resultaban ofensivos. Peligrosos. El fascismo y la extrema derecha siempre triunfan sobre masas amorfas solo sensibles a la sugestión y la sumisión, como ésas que ahora dominaban el paisaje, que se movilizaban a ras de bar, de corrillo, de celebración o de manifestación a las que iban a marcar el paso y salmodiar letanías que les dictaba el poder exultante, que exhibía las maneras más abruptas del “No Pasarán”. Hablaban alto (los de derechas –estigmatizados por ilegítimos- callaban como putas, ante los dominadores de la calle), seguros, con todos los vientos a favor, con quórum de calle, dentro de los exigentes parámetros de la corrección, del lado de las prescripciones políticas y sociales de moda, “de la calle”, sin miedo a desentonar, sin posibilidad de réplica…con el sudor y la sonrisa y aquiescencia que confiere la pertenencia al Pueblo en momentos de gran gesta antifascista.
Y de entre de ellos los más imbéciles eran los que, cuando pretendías iniciar cualquier razonamiento te decían como en la Edad Media, cuando se apelaba al anticristo o una herejía… el aplastante dogma de “La foto de las Azores”, Heil! como la invocación de carácter ritual, dogmática y sagrada que destruía el Mal.
Y ahora, en la Conferencia de Paz de San Sebastian aparecen hermanados con Tony Blair, Bildu y otras tropas auxiliares, el PNV, Nafarroa Bai, algo del PSOE, Izquierda Unida y otras curiosidades.
La foto de las Azores fotomontada sobre la de San Sebastian.
La mezcla exacta de imbecilidad y cinismo, y violencia amiga (casualmente totalitaria, la persecución política nazi o estalinista).
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