sábado, octubre 29, 2011

Garzón, juez justiciable, igual a todos

He leído que el bulldozer de la Justicia se sienta el mes que viene en el banquillo por una de las causas abiertas contra él. El magma de la  izquierda posmoderna reclama airada la excepción, el fuero personal, la condición particular, el privilegio  y la presunción de la intocabilidad. Un retorno a la Edad Media, la peña de saltimbanquis y arlequines posmodernos que se intitula progresista.
Que a una personalidad como Garzón se le imputen solo tres delitos me parece por su parte un gran ejercicio de contención y medida. Lo raro es que no fueran 245. Por cuestiones psicológicas de personalidad, y al bullir de  rasgos tan  titánicos como prometeicos.  Sólo por eso: por querer robar el fuego a los dioses (y reemplazarlos). A él la ley  siempre le ha quedado estrecha, estrechos los procedimientos, extraño el legislador, insuficientes sus márgenes de juez, pequeños los hombres, débiles   sus instituciones…  La mirada y el sentimiento de un Conductor en ciernes...
Da igual que sus actuaciones sean conocidas, como sus ambiciones, su volubilidad, pasiones, falta de templanza y objetividad, afán de notoriedad extrema, interés personal, arbitrariedad en actuaciones concretas (es el dibujo robot de la incompatibilidad del juez, curiosamente), todo se le perdona, él es el emisario de la superación de la injusticia, las limitaciones, el mal, los desafueros,  frustraciones, insuficiencias…  él es el señuelo, en verdad creíble,  de  nuevos reinos posibles. Algo tan viejo como la Humanidad, de  la Humanidad desesperada, indefensa, sierva y temerosa, de todas las épocas que sigue ahí. Rota sin Dios, desesperada por someterse
Por mi parte creo en la debilidad humana, en sus imperfecciones, limitaciones, debilidades y en la insuficiencia de todas sus creaciones, es decir en las instituciones y garantías por muy malas que sean, antes que en Garzón y dos jueces argentinos (todos los cuales, sin la menor duda,  habrían sobrevivido a todas las dictaduras, la de Pinochet incluida, si las hubieran padecido).
A mí me da igual todos los presuntos delitos que pueda o no cometer Garzón, lo que no soporto de él es su simplicidad. Desde la primera entrevista que le vi, que hablaba por artículos del Código penal. Por eso me parece peligroso, porque los conductores ungidos han de ser simples, ufanos, desafiantes y fundamental: por encima de las leyes, que es la forma infalible de vulnerarlas. La justicia solar que prometen y anuncian, lo justifica. Y la masa de sus hooligans lo sabe y ansía
Si el progresismo posmoderno tuviera memoria  histórica y supiera, siquiera de oídas,  lo que es el  fascismo sabría detectar  la pulsión que anida en los movimientos fascistas. Quién los forma y cómo se forman, y el tipo de Conductor que los moviliza. El Conductor, en este caso,  es alguien capaz  de sugerir esa figura anhelada.

1 comentario:

el escritor escondido dijo...

Totalmente de acuerdo, pero estoy seguro que la ley no es igual para todos, que hay unos mas iguales que otros ...