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En Pozas la calle de bares que termina en San Mamés las cuadrillas eran generalmente las de verano, de pueblos de la costa, así se indentificaban, por el lugar estival. La de Algorta, Bakio, Lekeitio eta abar. Lo que era la mía oficial -lo social vasco suele ser oficial prácticamente- asi adolecía. Pasamos de estar en la plaza de Indautxu (niñatos) a calle más abajo: Pozas y bares.
Mi cuadrilla del Casco Viejo que era más bien entonces Iturribide, bares con pellejos de vino de la Alhondiga, donde el negocio de los Zamalloas, y vasos de gran culo de cristal y miríadas de txikiteros proverbialmente insustanciales, ganorabakos. Ya, cuando se ponían a cantar las bilbainadas, me hacía apátrida.
Estos estaban politizados, como algún adherido, como el etarra que un día se exiliaba a Francia, y otro, si era izquierdista, a Barcelona. Uno de ellos era tan abertzale como yo (entonces) pero con contactos, y así descubrí Barrencalle y Barrencalle Barrena antes de ponerse de moda y hacerse Casco Viejo. Con este amigo nos juntamos a una conspiración. Había un plan para delinquir, atracar una copisteria (me gustaria contrastar estos extremos con aquel amigo, si es todo como recuerdo. En Begoña al lado del Restaurante Lasa)- Yo creía estar en la que tenia de apellildo una asamblea anterior, la V, pero realmente era la asamblea posterior, la VI (quienes la atracaron finalmente, por eso) de ETA
Las calles hoy tan icónicas, si se me permite, de las dos Barrenkales, eran un pozo oscuro de agua y alcoholismo, nosotros nos citabamos en una tasca inmunda que tenía un loro. Había en el medio de la calle lámparas de una bombilla que no paraban de balancearse y la calle oscura y mojada se iluminnaba acompasada y tenuemente, una película de más miedo que a la policia.
Me decía Idoia hace unas semanas en Las Arenas que esas calles famosas, en los 80 eran pura drogadicción. Le dije:
-de eso me libré, pero no de los 70, con todo lo más desquiciado y demente, la Copel de los presos comunes en lucha; Egham los gays vascos salidos de los jesuitas de comunión diaria besándose en la boca sin fruición, para adaptarse; Lamiak, feministas y las pre-queer vascas, abertzales y etarras, maoistas, troskistas, revisionistas y a partir de 1976 trabajadores, viejos de más 30 años, del PSOE por fin.
No sé si me llegué a hacerme amigo una noche de Jon Idígoras. Batasuno laureado. Estaba muy perdido, menos mal que por fin el servicio militar me redimió.
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