He vuelto a Juan Benet, auque casi más que volver, podría ser irrumpir, porque muy apenas le he leído, por culpa de Marías y Félix ds Azúa; los Molina Foix y Eduardo Mendoza me interesan menos. A Molina ni le he leído.
Me salen dos autores con los que relacionar a Juan Benet, el propio Javier Marías, su discípulo, y Peter Handke.
Me salen dos autores con los que relacionar a Juan Benet, el propio Javier Marías, su discípulo, y Peter Handke.
Juan Benet es la narratividad que solo remite a sí misma, a su mera formulación por muy intrincada que se presente, su muy elaborada sintaxis es el único trofeo. Que no deja de ser muy propio de un ingeniero de caminos, canales y puertos, el no abandonar el regusto por el cálculo y las mediciones, la construcción arquitectónica (ingenieril).
Javier Marías. La vida de las personas es también en parte las que se dejaron de vivir, uno es su anverso positivo y dado y por otro lado su reverso potencial, lo que pudo haber sido, pero no llegó a ser. Hay una cosmovisión, iconología saqueando la conceptualidad estética, una idea personal del hombre y la vida, una proposicón de humanidad. La no continuidad y unicidad quebrada por concurso de temporalidades en un mismo plano, solo puede concebirse en la literatura, mejor que en la filosofía
Peter Handke. La narratividad más caudalosa que las anteriores, puede darse cuando no es la sintaxis y el formalismo lingüístico, lo que se deja emplazado, sino que se haga del mundo el sujeto de la narración. Dar al mundo voz y testimonio o a personas que sólo lo representen.
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