Se
alineaban a la izquierda una hilera de coches de gama alta, hasta un Porsche que se levanta solo del suelo unos centímetros
y parecía diseñado para el cine: el coche que logra atravesar un camión por
debajo sin perder el techo. De todas formas mi coche preferido es el mío,
porque es coche experimentado, libre porque ha tenido más dueños, bohemio e
informal, adulto por emancipado completamente
de las cadenas de montaje incluso de su propia marca. Es como mi guante.
Pues si
hay tanto coche, a ver que boda hay dentro. Ninguna. Pero está
le charme discret de la
bourgeoisie . Todos tienen pinta de ricos y parecen contenidos y aburridos. Igual después en casa
se toman un güisqui, se ponen ellas la lencería, ellos el gimnasio enhiesto,
las ritualizaciones… y cambia la cosa, pero hasta donde se ve, nada que presagie fuego. Parece la cúspide local
de la burguesía sometida a estrangulamiento
por escasez de componentes. Pues no, apenas se saludan, ni se conocen -¿serán tantos?- o sucede que están enojados
entre ellos. Si se saludan lo hacen con cariño. Luis por ejemplo lo hace, pero
tipo cuerpo diplomático y eso que le saludan como si fueran primos o compañeros
de colegio, o una que estuvo secretamente enamorada de él. Ex doctor Harris saluda a alguien estilo muelle despidiendo a familiares
que van en barco. Pienso que igual ese
alguien está interpretando que quiere que se vaya. Nosotros no por el cerco de
mesas -lo habitual es que estemos solos- declinamos nuestros modos y verbalización
de elite intelectual. Nos desparramamos con registros de violines, bibliotecas
de lomos de cuero y chimenea, somos los Porsches
claramente porque emanamos verdadera
distinción. Yo me topo con funcionarios clase "A" Administración central/local que nos omitimos, yo con más
naturalidad, costumbre e incondicionalidad
que intuyen. Mi único plato crea adeptos. Mi hermano se toma la consuetudinaria
tortilla de patatas, que esta vez no es
de Mercadona y hace del comer algo rutinario ¡por fin!
Al
parecer no ganamos asociados por mi culpa, nadie gusta repetir. Creo que en el
fondo lo preferimos. No parece que me quieran echar sin embargo. A mí, si
quitamos bares en la juventud, nadie me echa, siempre soy yo el que se tiene
que ir.
Los
intelectuales Mácaros se han leído a Jung, llegan con su libro. ¿Bien? Parece
dudoso. Les viene al pelo para disolver -su cuerpo teórico lo propone- todas
las aporías y paradojas. Bueno...Algunos lo han resucitado para hacerle vivir en su
propia psique. Jung les sirve de botiquín de urgencias o cantimplora si van de excursión.
Mi
hermano, la persona respetada por todas las elites (intelectuales, culturales y
profesionales), que he descubierto le define, acalla toda especulación ciega
cuando dice que la hibridación del homo sapiens con los neandertal se produjo
en Europa y los blancos tenemos un 5% de ellos –pero vascos, no, le espeto; vascos también -, sólo en África no tienen ascendencia de aquellos
homínidos desaparecidos por inadaptados, con los que me identifico plenamente.
Más después de las monjitas.
En uno
de los salones de arriba se produce la
emergencia de la sombra, el lado oscuro, el arquetipo materno y se convierten
dos de ellos en monjitas en clase de urbanidad, costura, y prescripciones
morales elementales. Vergonzoso. Yo he arremetido contra uno de mis enemigos de
clase cubriéndolo de denuestos, improperios, pirotecnia,
verbosidad ardiente, riqueza expresiva, rompedora, paráfrasis
imaginativas y dos monjitas muy
influidas de padres y colegio me
reconvienen y pretenden disciplinarme. Sí, cierto, pero en nombre de quién, de
qué esquemas y moral, por qué no son capaces de prever que el trato que
dispenso a mis enemigos de clase, ignora por estólidas esas exhortaciones
monjiles, sus pobres esquemas de gente de muy poco mundo. Por quién me toman
¿por sus educadores, por sus superyós nunca elaborados, sus esquemitas
interiorizados en lejanas comidas familiares, lo oído a sus madres con claro
propósito educativo…? No jodáis, hombre. Fue algo insólito. No me imagino a
ninguno de mis grandes amigos de cualquier época atreverse a reconvenir
moralmente –ese tipo de gente era la que teníamos enfrente-, al revés, riéndose
y estimulándome, divirtiéndonos.
Le
entiendo más a nuestro catedrático febrilmente movilizado para que no llegaran
a mi poder las fotos en los que tiene los ojos cerrados.
2 comentarios:
Nos lo pasamos muy bien.
Faltó uno delosmomentos cumbre:el billete de 50 euros volando por encima de la mesa. Sr. Lizundia, Sr. Lizundia, 2 billetes de 20 +1 de 10 depositados encima de la mesa , no puede compararse al vuelo ostentoso del billete de 50.
La crónica sorprendentes muy ajustada a la realidad que prosiguió después de que usted se fuera. Hay una tertulia que usted no conoce, la que todos pueden participar. Aunque tengo que reconocer que sin usted no es TAN DIVERTIDA.
Salud, EDH, una de las monjitas.
Una tertulia que yo no conozco y en la que todos pueden participar. Vale. Faltaban los santos, no se trata de dejar a las monjitas solitas. O al temeroso catedrático de fotos con ojos cerrados.
usted sorprendentemente no fue una de las monjitas,fueron dos, que no lo he puesto de una cursilería atroz
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