viernes, octubre 28, 2016

Mi tercer libro sobre el Sáhara


Casi una hora hablando ayer con Indonesia, con rebotes en Rumanía, Podemos complutense… Antes, en la ciudad, un señor advocat me dice que no fue a mi presenta de Las ruinas del sindicalismo porque tras dar muchas vueltas no pudo aparcar, y me habló con mucho entusiasmo de mis artículos periodísticos y de su beligerancia. Mi prosa debe ser antitética de la modestísima sindical, la planicie del vacío invasivo y sin un solo cactus en el erial calcinado. Hombre, la exaltación de este señor A, deja claro, que bueno, debo tener perfil. 
Hace tiempo que no leo por mi libro del Sáhara. Es el libro que más me está costando. Los mayores problemas son con el contenido, la racionalidad y coherencia expositiva, las ideas  en su  desarrollo más congruente y funcional. Se ha pensado. He cometido bastantes barbarismos. Frases que ni yo las entendía. Llevo como 2 meses de  correcciones. También trato de cuidar la forma, que sea la mejor. Pero ya lo estoy acabando de corregir. Mi trilogía del Sáhara, me di cuenta el otro día tiene una clara evolución en su planteamiento. Son tres peldaños. Es lo que siempre pasa, uno va evolucionando y lo que en un principio  no veía termina viéndolo, y lo que no se hubiera atrevido a decir termina por expresarlo. A mí se me da bien alguna cosa, como  es mi capacidad crítica y analítica para determinadas cosas o campos lógicamente. Pero  tengo una propensión fabulosa, consecuencia de lo anterior, que es que llego a las cosas nunca expresadas. En todo lo demás soy un desastre.
No es lo mismo moverse a ras de herrumbre sindical con megáfonos y  proclamas sincopadas, donde ni su cuerpo técnico/intelectual orgánico tiene nada que  decir (salvo odas, rezos, posados), que ante un problema  de trascendencia internacional  y arrebato hispano. Con gente documentada.


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