El próximo sábado en el Oliver tenemos tertulia de Mácaros.
Lectura: “El hombre rebelde” de Albert Camus que propuse yo. Lo había leído, es
un ensayo de extraordinaria densidad, con ideas demasiado enmarañadas y abstractas
pero esenciales. Lo descubrí tarde, pero
fue esencial la idea de rebelión metafísica. A mí me confirmó o reforzó la idea
que ya intuía. Básicamente que el hombre no puede vivir sin dioses o absolutos.
A George Steiner le leí lo de la sed de absolutos. Fue otro momento de
iluminación. Destronar dioses solo sirve para entronizar nuevos dioses, ya lo
dijo Nietzsche; y el descreimiento en la trascendencia se suple con la Historia (Hegel, Marx)
y las utopías. Y luego está la historia real,
el pensamiento libertino, Sade, Rousseau, los románticos y, el terrorismo ruso
de fines del XIX y principios del XX (en lo que Camus es experto y lo ha
tratado en su teatro), de fondo, el
nihilismo.
Escribe Camus esto de Stendahl, quien señaló que la primera
diferencia entre los alemanes y el resto
de los pueblos de Europa que me parece genial, que aquellos se exaltan con la
meditación en vez de calmarse.
Después de esta frase, solo queda el silencio, pero con
cuidado los germanos.
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