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"Este es un espacio para la difusión de la cultura africana, una invitación a descubrir y desmitificar juntos su diversidad de historias y saberes"
Por José María Lizundia* (España)
Ser país limítrofe con África, puede determinar, y de hecho en España ocurre, lazos muy curiosos entre dos continentes, dos civilizaciones y dos o más países. La historia es una ciencia que avanza tanto en la investigación como en las interpretaciones que se dan de fenómenos históricos. Pudiera ser que la invasión musulmana de España en 711 no fuera una invasión como tal, sino una incursión puntual militar o de exploración. Los habitantes de la península aún no son españoles sino hispano visigodos y antes hispano romanos, y su religión tampoco es la ortodoxa cristiana sino una herejía de ella: el arrianismo. Los musulmanes que penetran, tampoco forman un pueblo homogéneo, porque quienes lo hacen son árabes y bereberes del norte de África, eso sí, unidos por el islam.
Desde luego las dos partes en la que queda dividida la península, no serán homogéneas, estables y estáticas durante los ocho siglos de presencia musulmana. Lo mismo ocurre con la población y su religión. Los musulmanes no tomarán de una vez por todas la Península, sino que a lo largo de siglos y muchos vaivenes; habrá presencia de ejércitos pero no para combatir contra los cristianos, que desde luego lo hacen, sino también para luchar contra los propios musulmanes y deponer linajes u ocupar reinos. Así tenemos en el siglo X a los almorávides que provienen del Sáhara y Mauritania y fundan Marrakech y con ello el origen del reino de Marruecos. Los almorávides son muy piadosos, hombres del desierto, y se les llama morabitum o morabitos, santones ascéticos del islam sahariano y mauritano aunque llegan a los actuales Níger y Malí. Su hegemonía en lo que ya se llama Al-Ándalus durará un siglo, porque en el XI/XII serán reemplazados por los almohades.
Al-Ándalus ya es una realidad muy floreciente y un referente en la cultura u civilización islámica, pero también en la occidental. Con el Califato de Córdoba (el primer gran poder musulmán) tiene un papel predominante en aquella civilización. Es donde consigue trasplantarse los Omeyas de Damasco, aniquilados allí, hegemonía que ostentarán a partir de entonces los abasís de Bagdad.
Al- Ándalus irradiará saberes, cultura, arte, pensamiento, literatura y tecnologías agrícolas, mientras que la población no deja de fusionarse. Pero también hay una forma de vida muy hedonista, basada en los placeres, la sensibilidad y el arte. Averroes introduce el pensamiento griego en Occidente, precisamente por el otro extremo de Europa, y será en árabe. No será ni con mucho el único sabio, que viajará a El Cairo; la Meca o Bagdad. Como Ibn Hzam. Es el primer árabe que entiende la epistemología aristotélica contaminada hasta él, de neoplatonismo. En definitiva el mundo cristiano no posee nada que pueda compararse a la suntuosidad y grandeza arquitectónica de la Alhambra, la Mezquita de Córdoba o la Giralda de Sevilla. Sin contar la mítica y desaparecida Medina Sidonia.
Las lealtades políticas islámicas como ocurría con la b,aia saharaui con el sultán de Marruecos, son de índole personal, por lo que el islam andalusí no antepone la unidad religiosa. Una familia o un linaje pueden estar adscritos a religiones diferentes. Un monarca navarro cristiano pedirá ayuda militar a sus familiares sarracenos de Murcia, quienes se la prestarán. Cristianos y hebreos han de pagar el dhimmi, el impuesto de protección del islam, las lenguas se mezclan, pero la lingua franca es el árabe y luego será el español. En el escalafón social y político, el elemento árabe está por encima del bereber, lo que supondrá una fuente de conflictos. Al-Ándalus dependerá no solo del Magreb, también de Túnez o de califas lejanos, pero también será autónoma e independiente. O más difícil y que se viene produciendo desde siglos atrás, habrá reinos musulmanes como los reinos de Taifas que serán vasallos de reyes cristianos, y al revés.
Los musulmanes llegaron alcanzar el norte de Francia siendo derrotados por Carlos Martel en Tours. La España cristiana no toma conciencia de que está embarcada en una Reconquista hasta el siglo XIII en el que se toman Córdoba y Sevilla. Dos siglos y medio tardará el reino nazarí de Granada en caer. El crisol de culturas que supone al- Álandalus, determina que se pueda identificar una cultura andalusí, con los elementos que definen una cultura material ( tecnológica, arquitectónica…) como una espiritual que comprende también una forma de vida, de poesía, de música, danzas o zambras moriscas.
Hay distintos elementos poblacionales: hispanos, visigodos, árabes, bereberes, orientales, hebreos. Los cristianos en territorio de Al—Ándalus serán mozárabes o mulaidines, los musulmanes de los reinos cristianos serán mudéjares, se llamarán como la arquitectura de estilo andalusí que seguirá inspirando muchos edificios especialmente en Andalucía.
El reino nazarí de Granada será finalmente vasallo del reino cristiano antes de que sea tomado con los Reyes Católicos en 1492. El mismo año en que Cristóbal Colón llega a América Por supuesto, se escribe en aljamiado, por eso los mozárabes que hablan español lo escribirán en árabe.
Se da desde la conquista cristiana de Toledo emigraciones a África de andalusíes, donde se asentarán, emigraciones que no se conforman con Marruecos y el Magreb pues llegan a Túnez sino que llegarán a la curva del Níger y en concreto en Tombuctú. En Mali estos musulmanes de origen español al mezclarse mudan del color pero seguirán considerándose de origen andalusí y godo.
Los Reyes Católicos ofrecen a los mudéjares andalusíes un estatuto muy favorecedor, porque en principio podrán conservar todo su modo de vida. Los judíos no tendrán esa suerte: o conversión o expulsión. Años después el cardenal Cisneros revocará ese decreto, y desencadenará la guerra contra los moriscos (como se llama ahora a los mudéjares) que finalizara en 1609 con la expulsión de todos. En el norte de África no serán bien aceptados estos musulmanes españoles. Son alógenos. Este es el último flujo.
Granada y Fez están hermanadas, Fez es una de las ciudades imperiales de Marruecos, donde habitan los fasi, una casta de eficientes comerciantes y elite burguesa, que mantiene vivas sus particularidades y solidaridad de grupo o clase. Al igual que los árabes que despreciaban a los bereberes, los fasi asientan su particularidad elitista en sus orígenes andalusíes. La Curva del Niger, será invadido en el S XVI por un ejército marroquí de Al-Mansur compuestos por moriscos y renegados andalusíes conquistarán el imperio songhai de Malí.
Tombuctú, la ciudad de los 330 santones guarda una biblioteca de inestimable valor del legado andalusí. La cultura material andalusí pero también el mito andalusí han pervivido hasta hoy tanto en España como África.
*Sobre el autor:
José María Lizundia (Bilbao, 1951). Ensayista, Escritor y Abogado. Vive en Santa Cruz de Tenerife. Columnista de El Día, periódico de esa Capital, Secretario del Círculo de Bellas Artes, Articulista de Diario de Avisos, Miembro de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, Director de la Revista IUS del Colegio de Abogados de la Capital tinerfeña, Directivo de la Asociación Canaria de Escritores ACAE.
Especialista en el Sáhara, ha publicado dos libros sobre ese territorio y dado conferencias.
Ha publicado trece libros. Ensayo, narrativa y diarios. Parte de su obra ha sido referenciada y comentada en libros y prensa en inglés y francés. Libros suyos figuran en La Biblioteca del Congreso de EE.UU., en las universidades estadounidenses de Stanford, Yale e Illinois, en muchas españolas, así como en el Tribunal Constitucional de España.
Ser país limítrofe con África, puede determinar, y de hecho en España ocurre, lazos muy curiosos entre dos continentes, dos civilizaciones y dos o más países. La historia es una ciencia que avanza tanto en la investigación como en las interpretaciones que se dan de fenómenos históricos. Pudiera ser que la invasión musulmana de España en 711 no fuera una invasión como tal, sino una incursión puntual militar o de exploración. Los habitantes de la península aún no son españoles sino hispano visigodos y antes hispano romanos, y su religión tampoco es la ortodoxa cristiana sino una herejía de ella: el arrianismo. Los musulmanes que penetran, tampoco forman un pueblo homogéneo, porque quienes lo hacen son árabes y bereberes del norte de África, eso sí, unidos por el islam.
Desde luego las dos partes en la que queda dividida la península, no serán homogéneas, estables y estáticas durante los ocho siglos de presencia musulmana. Lo mismo ocurre con la población y su religión. Los musulmanes no tomarán de una vez por todas la Península, sino que a lo largo de siglos y muchos vaivenes; habrá presencia de ejércitos pero no para combatir contra los cristianos, que desde luego lo hacen, sino también para luchar contra los propios musulmanes y deponer linajes u ocupar reinos. Así tenemos en el siglo X a los almorávides que provienen del Sáhara y Mauritania y fundan Marrakech y con ello el origen del reino de Marruecos. Los almorávides son muy piadosos, hombres del desierto, y se les llama morabitum o morabitos, santones ascéticos del islam sahariano y mauritano aunque llegan a los actuales Níger y Malí. Su hegemonía en lo que ya se llama Al-Ándalus durará un siglo, porque en el XI/XII serán reemplazados por los almohades.
Al-Ándalus ya es una realidad muy floreciente y un referente en la cultura u civilización islámica, pero también en la occidental. Con el Califato de Córdoba (el primer gran poder musulmán) tiene un papel predominante en aquella civilización. Es donde consigue trasplantarse los Omeyas de Damasco, aniquilados allí, hegemonía que ostentarán a partir de entonces los abasís de Bagdad.
Al- Ándalus irradiará saberes, cultura, arte, pensamiento, literatura y tecnologías agrícolas, mientras que la población no deja de fusionarse. Pero también hay una forma de vida muy hedonista, basada en los placeres, la sensibilidad y el arte. Averroes introduce el pensamiento griego en Occidente, precisamente por el otro extremo de Europa, y será en árabe. No será ni con mucho el único sabio, que viajará a El Cairo; la Meca o Bagdad. Como Ibn Hzam. Es el primer árabe que entiende la epistemología aristotélica contaminada hasta él, de neoplatonismo. En definitiva el mundo cristiano no posee nada que pueda compararse a la suntuosidad y grandeza arquitectónica de la Alhambra, la Mezquita de Córdoba o la Giralda de Sevilla. Sin contar la mítica y desaparecida Medina Sidonia.
Las lealtades políticas islámicas como ocurría con la b,aia saharaui con el sultán de Marruecos, son de índole personal, por lo que el islam andalusí no antepone la unidad religiosa. Una familia o un linaje pueden estar adscritos a religiones diferentes. Un monarca navarro cristiano pedirá ayuda militar a sus familiares sarracenos de Murcia, quienes se la prestarán. Cristianos y hebreos han de pagar el dhimmi, el impuesto de protección del islam, las lenguas se mezclan, pero la lingua franca es el árabe y luego será el español. En el escalafón social y político, el elemento árabe está por encima del bereber, lo que supondrá una fuente de conflictos. Al-Ándalus dependerá no solo del Magreb, también de Túnez o de califas lejanos, pero también será autónoma e independiente. O más difícil y que se viene produciendo desde siglos atrás, habrá reinos musulmanes como los reinos de Taifas que serán vasallos de reyes cristianos, y al revés.
Los musulmanes llegaron alcanzar el norte de Francia siendo derrotados por Carlos Martel en Tours. La España cristiana no toma conciencia de que está embarcada en una Reconquista hasta el siglo XIII en el que se toman Córdoba y Sevilla. Dos siglos y medio tardará el reino nazarí de Granada en caer. El crisol de culturas que supone al- Álandalus, determina que se pueda identificar una cultura andalusí, con los elementos que definen una cultura material ( tecnológica, arquitectónica…) como una espiritual que comprende también una forma de vida, de poesía, de música, danzas o zambras moriscas.
Hay distintos elementos poblacionales: hispanos, visigodos, árabes, bereberes, orientales, hebreos. Los cristianos en territorio de Al—Ándalus serán mozárabes o mulaidines, los musulmanes de los reinos cristianos serán mudéjares, se llamarán como la arquitectura de estilo andalusí que seguirá inspirando muchos edificios especialmente en Andalucía.
El reino nazarí de Granada será finalmente vasallo del reino cristiano antes de que sea tomado con los Reyes Católicos en 1492. El mismo año en que Cristóbal Colón llega a América Por supuesto, se escribe en aljamiado, por eso los mozárabes que hablan español lo escribirán en árabe.
Se da desde la conquista cristiana de Toledo emigraciones a África de andalusíes, donde se asentarán, emigraciones que no se conforman con Marruecos y el Magreb pues llegan a Túnez sino que llegarán a la curva del Níger y en concreto en Tombuctú. En Mali estos musulmanes de origen español al mezclarse mudan del color pero seguirán considerándose de origen andalusí y godo.
Los Reyes Católicos ofrecen a los mudéjares andalusíes un estatuto muy favorecedor, porque en principio podrán conservar todo su modo de vida. Los judíos no tendrán esa suerte: o conversión o expulsión. Años después el cardenal Cisneros revocará ese decreto, y desencadenará la guerra contra los moriscos (como se llama ahora a los mudéjares) que finalizara en 1609 con la expulsión de todos. En el norte de África no serán bien aceptados estos musulmanes españoles. Son alógenos. Este es el último flujo.
Granada y Fez están hermanadas, Fez es una de las ciudades imperiales de Marruecos, donde habitan los fasi, una casta de eficientes comerciantes y elite burguesa, que mantiene vivas sus particularidades y solidaridad de grupo o clase. Al igual que los árabes que despreciaban a los bereberes, los fasi asientan su particularidad elitista en sus orígenes andalusíes. La Curva del Niger, será invadido en el S XVI por un ejército marroquí de Al-Mansur compuestos por moriscos y renegados andalusíes conquistarán el imperio songhai de Malí.
Tombuctú, la ciudad de los 330 santones guarda una biblioteca de inestimable valor del legado andalusí. La cultura material andalusí pero también el mito andalusí han pervivido hasta hoy tanto en España como África.
*Sobre el autor:
José María Lizundia (Bilbao, 1951). Ensayista, Escritor y Abogado. Vive en Santa Cruz de Tenerife. Columnista de El Día, periódico de esa Capital, Secretario del Círculo de Bellas Artes, Articulista de Diario de Avisos, Miembro de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, Director de la Revista IUS del Colegio de Abogados de la Capital tinerfeña, Directivo de la Asociación Canaria de Escritores ACAE.
Especialista en el Sáhara, ha publicado dos libros sobre ese territorio y dado conferencias.Ha publicado trece libros. Ensayo, narrativa y diarios. Parte de su obra ha sido referenciada y comentada en libros y prensa en inglés y francés. Libros suyos figuran en La Biblioteca del Congreso de EE.UU., en las universidades estadounidenses de Stanford, Yale e Illinois, en muchas españolas, así como en el Tribunal Constitucional de España.
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