La madre le está hablando a su hijo en términos muy duros de Pedro Sánchez, los socialistas actuales, y también contra este país. Que se va a Gambia. Siempre ha querido ser cooperante. Yo no tengo donde ir. Afortunadamente, he observado que me he distanciado mucho de la política. La sigo pero sin quebrantos, duelos, aflicción y con desprecio cansino a esta izquierda española. Felipe fue un paréntesis milagroso a lo que se ve.
Pienso como muchos alemanes cuando el ascenso de los nazis al poder, que creían que unos patanes, que la morralla pronto fracasaría, y ya se vio. Aquí tenemos a Merkel, menos mal.
Se acabó la conversación con Washington en este mismo momento. Vuelvo a lo que iba a empezar.
El servicio meteorológico americano ha acertado de pleno en sus previsiones y no siempre ocurre así. Todos los funcionarios federales y de organismos internacionales, ayer a las 12 tenían que dejar el trabajo y seguir en casa.
Muchas tiendas en lugar de cerrar a las 5 lo hicieron a las 9. Parecía Venezuela, me cuenta mi hijo.
Le comento que se habla de 72 cm de nieve, y me lo confirma en pies, 24,2 creo. Sigue: estoy viendo NYC y está casi colapsada, a pesar de que nosotros estemos justo en el epicentro. La nieve del balcón me llega a la rodilla y hay mucha ventisca, nuestro miedo es que caigan árboles y el peso de la nieve en cables y adiós luz y todo. Pero hay algunos bares abiertos. Die Amerikaner sin da, algo que le repetía a mi hijo siempre con admiración hacia ellos, que me recordaba Fulda.
Mañana va a hacer sol y se prevé un domingo divertido de esquíes y trineos, ya han quedado con unos amigos con niños. Mañana tenía que salir para Colombia y ha cambiado el vuelo para el lunes. No por los trineos sino por la nieve.
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