miércoles, enero 13, 2016

Me gustan los heterodoxos

Este  libro de Drieu La Rochelle lo compré con otros hace unos días. Había leído una novela y, desde luego, sabía  de él. A pesar de ser colaborador de los nazis cuando la ocupación, siempre me han interesado
 los grandes literatos y él es uno de ellos. Casualmente el día que lo compré salía creo que en Babelia un artículo sobre  Robert  Brasillach, fusilado por colaboracionista. Camus y muchos intelectuales mediaron por él, sin éxito.
Mi vida ahora mismo gira en torno a la escritura, básicamente la columna semanal en el periódico y la corrección de mi último libro. Además de atender el blog, por ejemplo sin saber tampoco de que escribir. Lo más divertido es corregir, y encontrarte cosas que habían pasado desapercibidas para mal. Como cada vez tengo más oficio, menos tengo que suprimir, pero siempre hay algo. Casi no se acaba. Y mejorar. Puede haber añadidos muy acertados. Los artículos en cuanto dé con algo de lo que escribir, supone que la mitad o más lo tengo hecho de una sola tirada. Entro como una máquina. Ahora mismo no hay ni una línea, no hay tema. Desde luego me resultaría imposible hablar ahora sobre Cataluña, de un nuevo gobierno o de asuntos locales. Supongo que si escribo es porque tengo algo que decir, pero puede ocurrir que haya momentos en los que no haya que decir. Lo que sería mucho más común y necesario de lo que creemos.

Como en la edición digital aparece el puesto que tienes entre los más leídos del día y la semana, yo en las listas de diario, al día siguiente soy el más leído (ahora mismo), con los de la semana me pasa mucho menos. No lo entendía.

Siempre he pensado que si fuera muy leído, no tendría que escribir. Para que vas a escribir si sintonizas con mayorías o con el gusto más común.

Que hablando de Israel o los judíos de manera colateral me vaya por Judas y Averroes, supongo que algo de su aquel tiene. Lo más curioso es que yo no tengo Facebook pero puedo entrar en uno, donde cuelgo mis artículos que a nadie prácticamente le gustan. No hay "me gusta", salvo dos o tres (familia incluida), cualquier imbecilidad al lado, el desayuno de un fulano, el perrito de otro tienen 20 me gustan. O una cosa u otra, pero yo los sigo colgando, me interesa más las lecturas del periódico directamente, claro.

Es posible que viva en una sociedad compatible, acogedora, de inmediata sintonización e integración y adaptación plenas y no me haya dado cuenta del todo.





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