Hoy he comprado el cuarto álbum para mis artículos
periodísticos, la regularidad semanal hace que se amontonen pendientes de
recortarlos, y se pierdan. Pues sí, uno
perdido. Me sorprende verlos. Tampoco
estaba entre mis proyectos de joven, por lo que me resulta casi misterioso. Cuando
todos tienen o “son” proyectos de jóvenes, yo no tenía ninguno. Solo se puede
explicar por los deseos inconscientes y no formulados de manera explícita (ni
implícita).
De vez en cuando, es decir con su publicación me planteó si
debo recapitular sobre lo que escribo. Me da absoluta pereza hacerlo y no sé si saldría. Lo
que si percibo es que me salen sólidos, que son como piezas, más allá de lo que
diga. Es lo mejor que puedo sentir.
Ayer en los Reunidos (Fer esquiando en Suiza, supongo que con casco en las pistas negras y sin drogas) hubo
animación. Mi amigo Juan Pedro y yo hablamos del libro de la semana “El hombre
rebelde” de Camus. Se lo ha leído dos veces, que es lo que ha de hacerse. Esta
mañana me ha llamado Luis para la tertulia del sábado y de nuevo hablando del
libro largo y tendido. Nos está ocupando mucho antes de tratarlo. No es para menos.
Esta tarde he hablado con el atroz, y le he tenido que
colgar, ojalá le revienten los zapatos.
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