jueves, junio 11, 2015

En lunes en Los estados reunidos: Los negros


Ahora sí es la marca de café que estaba buscando.  Mi hijo en su primer o segundo año en Washington lo llevó y cuando la que es hoy su mujer  vio el café español se echó las manos a e la cabeza horrorizada: ¡un negro de camarero!  No sé si le dijo que en la aduana se lo podían haber quitado.
En España es frecuente entre toda esa masa progre oír utilizar lo políticamente correcto, como negativo sí,  pero exactamente al revés. Sin posibilidad de enmienda, antes desparecerá   el sintagma. Es natural que lo usen indebidamente –el progre ya es el foco anticultural por excelencia, como ISIS o el Estado islámico aunque bajo  parámetros occidentales- no conciben que la patria de lo políticamente correcto sea EE.UU. Vamos a ayudarles desde aquí con nuestra modestia  (¿modestia? paciencia quería decir) infinita: tiene que ver con las discriminaciones positivas, ¿Capisci?
El lunes en nuestro bar: Los Estados Reunidos, nos contaron Fer y Rosita los consejos que les habían dado E y S sobre su estadía en Washington. Nunca decir la palabra negro, en ninguna ocasión. Sobre ese sacrilegio nominalista arrancan dos grande novelas de Philip Roth y Coetzee  precisamente. Y la segunda recomendación, que desconocía, nunca mirar a un negro a los ojos, porque tienes la bronca asegurada. Lo inmediato es ¡tú que miras! Y de ahí pasas a las oscilaciones y marejadas.  Que es cuando hay que poner el rabo blanco entre las piernas.
Fer me dijo: ya sabes lo que tienes que hacer en Baltimore.
Luego resultó que durante 15 días con  coche de alquiler, el peligro reseñable  fue el que   suponía de noche y con su visión mermada, en las  anchas calles de Washington, los negros que cruzaban por cualquier lado.



3 comentarios:

E. dijo...

No es sólo que sea un camarero, sino que sea representado de forma caricaturesca (ojos saltones, labios prominentes).

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Exactamente

Anónimo dijo...

En Usa y en Alemania hay partidos y movimientos racistas. En España ni lo planteamos y no tenemos mala conciencia