Voy a cumplir un año
con mi columna en El Día y he recibido
muchas satisfacciones. La primera ser citado en una editorial reproduciéndome
un par de frases, la segunda ser
agradecido en media página por mi artículo del eminente científico Blas Cabrera
por un destacado descendiente del mismo;
tercera, una llamada de un Premio
Canarias de literatura, y ahora, cuarta,
la invitación a la radio de un célebre periodista y liberal por mi
artículo de hoy. Sin contar que un sabio me dijo que recortaba alguno de mis
artículos y otro sabio me sigue con fruición. Teniendo en cuenta lo que me
muevo, todo lo que llamo, a todos los sitios que voy, las relaciones que
entablo… y los esfuerzos que hago para esos resultados, no puedo –como dice mi
hijo- considerarlos ofensivos o apesadumbrarme por ello. Hoy me lo ha dicho,
una vez cada 15 días nos damos un toque
de correo.Si hablara de lo que me ocurre al margen de estas
vicisitudes, mi tono perdería mucho triunfalismo o casi todo.Llevaré a la radio mi último libro y noticias del que estoy
escribiendo. Es que el periodista me ha hablado de mis libros heterogéneos, y
con razón.
Estoy acabando uno mucho mejor, que es el Diario de Moscú de Walter Benjamín. Su personalidad estética, su afán por el coleccionismo y las manifestaciones menos elevadas del arte, para el gran referente de la estética contemporánea, es muy interesante, se iba a ver teatro para niños en Moscú, ya hay que tener una personalidad completamente descarriada.
Estoy acabando uno mucho mejor, que es el Diario de Moscú de Walter Benjamín. Su personalidad estética, su afán por el coleccionismo y las manifestaciones menos elevadas del arte, para el gran referente de la estética contemporánea, es muy interesante, se iba a ver teatro para niños en Moscú, ya hay que tener una personalidad completamente descarriada.
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