Wittgenstein: “La filosofía tiene como objeto cómo pasar de
un sinsentido no evidente a un sinsentido evidente”. Ayer hablando con Juan
Mingot no me acordaba bien de esta
frase, la he buscado y encontrado.
A Juan, que leyó el Tractatus hasta el final
Ayer en el casino me encontré con un profesional, al que le conté mi situación y me preguntó por la
escritura. Después en el bar y antes de la conferencia de mi hermano, me vino a
presentar a un gran empresario, y otro compañero que estaba en la barra también
me vino a saludar, todos muy afectuosos. De lo que no me he acordado hasta
ahora. Resulta que no tengo la más mínima vida social y la que podría tener en
lo profesional la evito. Simplemente voy de amigos a amigos, lo que no es
propiamente vida social. Pues sigo. Tras el acto, mi amigo Arturo, que me había
dado un gran abrazo al comienzo -¿pero no me odias o al menos me detestas? le pregunto
(le enviaba correos sangrientos), en
absoluto me contesta-, me dice te
quedarás a cenar con nosotros (en el casino). No gracias, yo me voy a beber y
no a mariconadas de cenas. Este es representante cualificado de los liberales conservadores y un
erudito e intelectual. Luego me vino Ignacio que es anarcocapitalista, o sea
neoliberal de verdad, intelectual. Que se muestren obsequiosos conmigo tienen
un único significado y es que pasan de mí, yo pensaba que tendrían la
deferencia de considerarme al menos como
un enemigo de clase, pues no, debo
ser un tipo del que solo cabe decir “es
un tío simpático”. En resumen: ¿Qué pasó ayer en el casino?, que entré entre
simpatías y salí de igual forma.
Desde
luego, como no frecuentes a la derecha, no hay la más mínima posibilidad de
intercambio intelectual, para no atrofiarte
y empobrecerte hay que escapar de la izquierda, y mantener distancias.
Lo único que les salva a estos, es que son los de los bares.
Todavía en el bar del casino Fer se pone hablar con Ex Doctor
Harris, son colegas y trabajaron juntos. ¿A qué Fer era el más vago de toda la
consejería? Siempre ha presumido, pero EDH no se atreve a corroborarlo. Y eso
que Fer lo enfatiza en ese momento de nuevo.
Yo hablo con Juan, un "Mácaros" muy interesante y muy ilustrado, también
ingeniero. Los humanistas de ciencias.
Me niego a hablar de la existencia de dios, porque no me
interesa lo más mínimo. Me interesan las religiones muchísimo, pero nada Dios.
Como Kant, es la cosa en sí, sobre lo que no cabe reflexionar. Lo que más me
molesta de todo es el tema del aborto. No hablo ni escucho. Hablar supone de
entrada penetrar en un debate teológico medieval sobre el concepto de
sustancia. No hay debate posible sobre sustancias. Es una cuestión ontológica,
o sea éter, sin soporte epistemológico riguroso: que debiera ser el que se
considera insuficiente y dudoso.
A Juan le encanta mi
plan de Baltimore y que solo conciba morir a manos de un americano, por deferencia y respeto a mis hijos.
EDH me insiste que en el periódico me deje de rollos y que
escriba de mis historietas del blog, que corte y pegue, que es lo que tiene
sustancia…¿o accidente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario