miércoles, junio 24, 2015

La declaración de la renta, la selva y la guerra

La soldadesca de progreso bolivariana y sus pinturas rupestres  y rituales de guerra
Gracias a ese hombre providencial que siempre ha sido  Nuestro Amado Líder he ido a que me hicieran la renta; la que me hacía lo dejó. Me pregunta: "¿casado?" "Sí". Me apostilla campechano “De momento”.
-Bueno, momento largo,  voy para las bodas de oro, ya ni me acuerdo de las de plata- le respondo.
-Lo decía, porque yo me he casado tres veces.
-Qué envidiable, son los hombres que yo admiro, los que tienen biografía- en absoluto se ha molestado. Le podía haber dicho que me casé con la misma dos veces, pero hubiera quedado como el inútil mayor del mundo, qué vergüenza sólo pensarlo. Estos  polígamos sucesivos son por naturaleza emprendedores, capaces de levantarse cuando caen, incluso de ponerse a volar por sí por mera "gosadera", en cuanto  atisban una flor muy perfumada de un color delicado y subyugante en la linde del camino que lleva al bosque.
Ese dato objetivo que acompaña a estos hombres tan capaces, se demuestra en su iniciativa y progreso en sus actividades –son industriosos-, como este amigo de NAL, de trato familiar, desenvuelto,  trabajador, muy resolutivo No me he confundido mucho ni he estado muy torpe.
Bueno algo, me pide la última declaración de la renta, y le entrego una papelería añadiendo que es  una declaración de hacienda muy pretérita.
-No, esto es  del ayuntamiento… coches, basura…
-Sí, sí no sé cómo se habrán  entremezclado. La administración como es tan jungla nos hace a todos un poco simios, bueno por lo menos a mí.  
Este es el tipo de personas que siempre me hacen parecer torpe, lento y un poco límite. He salido bastante airoso. Creo que he descubierto quién podría ser la tercera esposa. Vestidito de flores, sandalias de tacón de esparto o parecido. La he mirado para ver si me miraba y por supuesto me ha ignorado. Estos tíos te ponen macho y competidor, te devuelven a la selva. De donde extraemos nuestro alimento más recóndito e imprescindible, nuestra esencia humana animal.
El lunes en Los Reunidos convenimos Fer y yo que afortunadamente jamás se extinguirá la guerra.  Por terrible que sea, ¿alguien se ha tomado la molestia de pensar el tipo de humanidad, de humano que sería el que  hubiera desterrado la guerra, porque se parecería muy poco a nosotros? No creo que bebiese ni pecase. Para poder  gozar hay que sufrir, el precio del nirvana es altísimo: el vacío. El ser humano jamás va a aceptar sus límites, quiere erradicar todo lo inconveniente, sueña  con una mutación genética, salvo los anglosajones.
A qué no lo habéis pensado nunca, cómo sería el hombre sin guerras, de que estaría despojado y mutado, podría ser mínimamente interesante, podría darse lo imprevisible, lo grandioso y hórrido, la complejidad y oscuridad del ser humano.
Un mundo sin el Ché ni Fidel, sin los  bolcheviques, ni el Polisario, el Quinto regimiento, las Brigadas internacionales, Líster y El Campesino. Sin No Pasaran y  Pasionaria, sin los cohetes de Hamás de Gaza que puedan demostrar lo asesino de los judíos… ¿lo aguantaríais, seriáis capaz de soportarlo?  

 



2 comentarios:

el escritor escondido dijo...

el sueño de la razón produce mounstruos y el de la administración simios

el escritor escondido dijo...

el sueño de la razón produce mounstruos y el de la administración simios