El ciberactivista de Cádiz
En pueblos de la costa vasca (los que conocí yo) a los bares frecuentados por guardias civiles
o por chivatos (emigrantes) se boicoteaban. Así ocurría con el bar Mina del
parque de Bermeo, pegado al puerto. Veraneábamos en el pueblo de al lado, y en los
guateques nos iniciamos al menos en el alcohol y con bastante entusiasmo, que
desviaba de otros entusiasmos más apetecidos, por lo menos a los más inútiles que éramos mayoría. A Bermeo
íbamos de vinos, de una manera bastante ilimitada y excesivamente ostentosa. No hubo pescador
borrachín, simpático y marginal que no
fuera amigo nuestro. Desde luego no pasábamos desapercibidos. También boicoteábamos al Mina, como entraras allí quedabas estigmatizado. Unos años después, los vascos armados que tanto
admiraban los desarmados, procedieron a asesinarlos sumariamente a todos (los que pillaron), por delitos de
lesa humanidad: Chivatos presuntos en una nación franquista que los jóvenes ni
se pueden imaginar.
Establecida mi credencial de boicoteador alícuoto, no pensé
nunca que pasara a ser yo el boicoteado, saboteado, ninguneado por mi empresa. Vamos para año y medio, casi un record. Lo llevo bien, dentro de lo que cabe, el
castigo de la ociosidad y cordón sanitario, tengo edad, actividades (ésta por
ejemplo), intereses, amigos, soy hedonista, bastante vitalista, me ayudo de
algunas cosas, y cuando puedo divertirme aprovecho al máximo.
Escribo sobre mi caso y el sindicalismo, aunque este mundo
ya herrumbroso y declinante no interese a casi nadie. Me busco por sindicalismo
y aparezco mucho. En una librería de Colombia: stock, tres ejemplares (yo no me
entero de nada, tampoco pregunto), en el foro español del laboralismo también
sale mi libro primero -quién nos iba a
decir, eh Virgil-, y en el fichero de la
Biblioteca del Congreso de EE.UU.
Buscando libros sobre sindicalismo, hay dos modalidades: los
del derecho del trabajo, por ejemplo la negociación colectiva, o de historia,
historia de la UGT en Pancorbo y la Bureba o la CNT
en Huesca, o de dirigentes tipo Toxo con algún universitario al lado
para que no se pierda mucho, sobre el sindicalismo español y los primeros de mayo.
Dedicarme al sindicalismo supone no dedicarme a otras cosas,
por lo que sería un perjuicio más a todos los que se me vienen irrogando. Pero
me ha animado, no solo tengo mi caso, sino intuiciones y reflexiones que no se
han hecho en absoluto sobre el sindicalismo. Tanto el domingo como ayer, me sorprendí
a mí mismo por cómo se abrían ángulos, aparecían claves y desfilaban
sicologías y fenotipos. He sido el
testigo directo más inopinado que el sindicalismo haya tenido alguna vez, con
unos antecedentes, background, infinita perseverancia, círculos, lecturas y vida radicalmente distintos.
El autor de una trilogía francamente distinta sobre
sindicalismo al margen de lugares
comunes y ángulos normativos, seré yo.
El sindicato USO –en mi vida lo había citado- jamás pensó
que tuviera tanta suerte. En prensa también tendré algunas cosas que contar
supongo, como conté de UPyD. Confío en no llegar a las pancartas y escraches,
porque ya estaríamos hablando de una tetralogía, para lo que sinceramente no
estoy.
Pensaba escribir sobre las chirigotas de Cádiz y de nuestros contactos con Podemos
allí, para llegar al alcaldable y chirigotero Kichi y karlos P que voy a
conocer. Otro día, uno no puede actuar como si no tuviera su cotidianidad, menos un día de sin consultas.
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