miércoles, junio 03, 2015

La cotidianidad se impone a la chirigota

El ciberactivista de Cádiz
En pueblos de la costa vasca (los que conocí yo)  a los bares frecuentados por guardias civiles o por chivatos (emigrantes) se boicoteaban. Así ocurría con el bar Mina del parque de  Bermeo, pegado al puerto.  Veraneábamos en el pueblo de al lado, y en los guateques nos iniciamos al menos en el alcohol y con bastante entusiasmo, que desviaba de otros entusiasmos más apetecidos, por lo menos a los  más inútiles que éramos mayoría. A Bermeo íbamos de vinos, de una manera bastante ilimitada  y excesivamente ostentosa. No hubo pescador borrachín, simpático  y marginal que no fuera amigo nuestro. Desde luego no pasábamos desapercibidos.  También  boicoteábamos al Mina, como entraras allí  quedabas estigmatizado. Unos  años después, los vascos armados que tanto admiraban los desarmados, procedieron a asesinarlos sumariamente  a todos (los que pillaron), por delitos de lesa humanidad: Chivatos presuntos en una nación franquista que los jóvenes ni se  pueden imaginar.
Establecida mi credencial de boicoteador alícuoto, no pensé nunca que pasara a ser yo el boicoteado, saboteado, ninguneado por mi empresa.  Vamos para año y medio, casi un record.  Lo llevo bien, dentro de lo que cabe, el castigo de la ociosidad y cordón sanitario, tengo edad, actividades (ésta por ejemplo), intereses, amigos, soy hedonista, bastante vitalista, me ayudo de algunas cosas, y cuando puedo divertirme aprovecho  al máximo.
Escribo sobre mi caso y el sindicalismo, aunque este mundo ya herrumbroso y declinante no interese a casi nadie. Me busco por sindicalismo y aparezco mucho. En una librería de Colombia: stock, tres ejemplares (yo no me entero de nada, tampoco pregunto), en el foro español del laboralismo también sale mi libro primero -quién nos iba a decir, eh Virgil-,  y en el fichero de la Biblioteca del Congreso de EE.UU.
Buscando libros sobre sindicalismo, hay dos modalidades: los del derecho del trabajo, por ejemplo la negociación colectiva, o de historia, historia de la UGT en Pancorbo y la Bureba o  la CNT  en Huesca, o de dirigentes tipo Toxo con algún universitario al lado para que no se pierda mucho, sobre el sindicalismo español  y los primeros de mayo.
Dedicarme al sindicalismo supone no dedicarme a otras cosas, por lo que sería un perjuicio más a todos los que se me vienen irrogando. Pero me ha animado, no solo tengo mi caso, sino intuiciones y reflexiones que no se han hecho en absoluto sobre el sindicalismo. Tanto el domingo como ayer, me sorprendí a mí mismo por cómo se abrían ángulos, aparecían claves y desfilaban sicologías y fenotipos.  He sido el testigo directo más inopinado que el sindicalismo haya tenido alguna vez, con unos antecedentes, background, infinita perseverancia, círculos,  lecturas y  vida radicalmente distintos.
El autor de una trilogía francamente distinta sobre sindicalismo al margen  de lugares comunes y ángulos normativos, seré yo.
El sindicato USO –en mi vida lo había citado- jamás pensó que tuviera tanta suerte. En prensa también tendré algunas cosas que contar supongo, como conté de UPyD. Confío en no llegar a las pancartas y escraches, porque ya estaríamos hablando de una tetralogía, para lo que sinceramente no estoy.
Pensaba escribir sobre las chirigotas de  Cádiz y de nuestros contactos con Podemos allí, para llegar al alcaldable y chirigotero Kichi y karlos P que voy a conocer. Otro día, uno no puede actuar como si no tuviera su cotidianidad, menos un día de sin consultas.

  


No hay comentarios: