martes, diciembre 03, 2013

Isaac de Vega, duermevela de un nihilista


Se han hecho verdaderos esfuerzos para definir su obra y su personalidad. Hermetismo, mito, existencialismo cósmico,  metafísica, onirismo… También adanismo, es decir inexistencia de algo anterior a él, que reflexionara Alemany; el balbuceo inherente a los actos primigenios, sin sujeción a modelos previos. La creación ex novo, ayuna en  tradición a la que engarzarse.
Para mí su estado matriz no es el onírico, sino aquel que con más propiedad le convendría  sería el de  duermevela, que es la semiconsciencia que todo lo abarca y altera, y todo lo confunde y transfigura. Lo onírico obliga a tránsitos y por ende a la sucesión (propia e interna, y alterna), el duermevela  domina la simultaneidad y superposición/yuxtaposición. Los viajes de los protagonistas de Isaac de Vega no son viajes  verdaderos, sino decorados que se suceden. Cabe pues considerarlo como un teatro.
Los surrealistas siempre estuvieron esclavizados  por la geometría de  los principios, tanto como los dadaístas, los primeros tuvieron incluso su pontífice en  Breton, los otros a Tristan Zara. No hay pontífice sin Iglesia.
El surrealismo fue una geometría muy rigurosa y disciplinaria, a la que no se sometieron ni Westerdhal ni Pérez Minik,  tal vez sí el resto de gaceteros  de haber podido, quizá porque eran adeptos a otras geometrías  como el racionalismo y el funcionalismo, que  a la postre resultaban  literales.
La dificultad de encasillamiento (tan irrelevante siempre) de Isaac de Vega es tal, que siempre se hace en el límite de lo aprehensible y  formalizador.
Yo me hago la siguiente reflexión: si es adánico,  si su compañero fetasiano José Antonio Padrón lo consideró existencialista cósmico y si se le adscribe a la metafísica religiosa, se están uniendo en él antinomias y aporías. Unos sumandos que lejos de acrecer, despojan.
Lo cósmico aislado podría tratarse de  un gran principio de ordenación, adjetivando el existencialismo ya no es ningún principio, sino un existencialismo natural, holístico. Flotante.  La metafísica si se hace religiosa es teología, pero si persevera en ese  carácter  ha de referirse a  un más allá muy acervo, compelida a vagar por entre las capas de helio. Adánico es partir de una nada fundante, por tanto  una salida sin un solo fundamento en el que apoyarse. No hay fundamentos, no hay principios,  no hay solidez.
Realmente  se puede hablar con mucho rigor del nihilismo de Isaac de Vega, no solo al hilo de su lectura, sino del discurso crítico (que a mí me suele  interesar muchísimo, pues es en lo que el fenómeno cristaliza).
¿Qué es Fetasa sino una consigna nihilista? La imposibilidad de cualquier principio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero ¿usted cómo puede leer tanto?

a ver si sus ppm es mayor que la que tenía Kennedy

salu2 EDH