Lo que deja al leer la conferencia que pronunciaráel próximo lunes en un hotel de Bilbao Víctor
Hernández Roncero, es el sentimiento pleno de vérnoslas con un tratado
que aparece extraído de alguna universidad alemana, sobre la figura de Richard Wagner. Elijo tratado por el rigor y
conocimiento con el que está escrito. Podría ser el resumen de un doctorado
dejado por algún profesor sabio traslas
vitrinas de un departamento universitario. De hecho este texto podía muy bien
constituir una tesis doctoral, sin duda en Historia (como él reconoce), al que no le faltarían demasiadas páginas para
formalizarlo. El propio Víctor sabe que esasí, pero también que le faltan
los cursos o el master preceptivo, lo que requiere un desembolso de cierta entidad.
Una tesis brillante y original, y literariamente muy estimable. Se trata como
poco deuna tesis doctoral aunque con más enjundia, perspectiva (muy singular), ilustración contextual, tanto
histórica, musical como política, que miríadas de tesis de estrenados doctores, que a base de disciplina y acatamientobovino, se culminan cada año. Los títulos más
altos están muy bien, pero lo que vale son las materializaciones o pruebas del
conocimiento, o el categórico dominio intelectual de a quien se le reconoce, y
nadie discute, esa condición. Ahora sabemos que quedará esta conferencia. Salvo
imponderables, la conferenciaaparecerá,
además deen la memoria de la
Asociación, en tapa dura con las demás
pronunciadas, figurando en una colección y en la historia de una entidad
sumamente prestigiosa. Al haber sido su mentor en la Sociedad el Sitio para que
dictara esa conferencia –es evidente que excede en mucho los limites más laxos
de una charla-, el resultado no puede resultar más alentador, de lo que
sentirse orgulloso. En los últimos años he descubierto la importancia de
escuchar a las personas que saben y tienenalgo que decir que, como ha sido siempre, son muy pocas; ahora resulta mucho más deseable quizá
por vernos asediados como nunca porsangrías de palabrería huera y completamenteanodina,hemorragias de tinta banal o la falta de preparación, esfuerzo, rigor,
conocimiento y profundidad. Una verdadera plaga de charlatanes. De la universidad ha pasado a serinvitado por el Sitio, es la diferencia entre
lo simbólico y real y lo imaginario, el primer concepto contiene la verdad reconocida, no así el segundo, que es mero
producto de ensoñaciones individuales y colectivas muy reducidas. Sin duda
nuestro autor, va a hacer un recorrido, si no muy extenso, sí muy sólidamente asentado
por los ámbitos que le acogerán. También sabemos que no es Wagner el único
autor, ni el XIX alemán, los temas de los que tiene riguroso conocimiento y un
apasionado enfoque personal, porque hay bastantes más.
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