El becario de El Correo ha ido a tomar notas, lado izquierdo
La chica de la mochila ha decidido apuntar algo
El señor de la derecha tiene un cuaderno abierto sobre sus piernas
Ciertamente a Víctor se le empieza a hacer justicia. Antes y
durante el viaje a Bilbao especulábamos sobre
como estaríamos de asistentes, o de preguntas difíciles, allí hay mucha afición
a la música y lugares en las que escucharla, le decía. Hay dos universidades y
cuatro bibliotecas que se inscriben en
la excelencia, incluso en su continente: la arquitectura. Una mixtura no fácil de lidiar y satisfacer y
a los dos bandos convocaba Víctor.
La conferencia escrita me colmó de tranquilidad, el éxito
sobrevendría si había público. Así fue, como se pueden ver en las fotos.
No es lo mismo ser un intelectual raro, de cafetería y un
sabio del derecho, que ostentar créditos objetivos. Víctor ya los ostenta y
pueden ser certificados. Y mostrados.
Yo estaría muy orgulloso si diera alguna vez una conferencia
en la universidad, y sé que nunca la voy a dar. No digamos en Filosofía.
Tribunitas hay muchas, tantas como naderías, pero el relieve, el contorno solo
se adquieren en determinados lugares y ante determinada audiencia o convocante.
Más si eres ajeno por completo al medio.
Facultad de Filosofía y El Sitio de Bilbao son dos muescas o
incisiones muy distintas a un guarismo
sobre el vaho de un cristal. También el Oliver. El intelectual de
cafetería es escuchado ahora por
audiencias de nivel y preparación.
No está de más en esta época reivindicar el esfuerzo y la
preparación intelectual, el saber de lo que se habla, la elocuencia con la que
se expresa, el amor al lenguaje y al significado, la convicción, el sentimiento
puesto en las cosas, la erudición crítica, la reflexión personal, el humor…
Descubrí en nuestra Asociación de Israel que estaba con gente
a la que quería escuchar, no hablar con ellos sino escucharles lo que sabían, a
pesar de tenerlos delante de mí. Tuve la suerte que tanto el Niño y Taif el
catedrático (otro) dieran unas conferencias en la biblioteca del Cabildo. En
estos tiempos de modernidad cultural no ya líquida sino gaseosa y estéril,
proponer el saber y la escucha es algo revolucionario, de lo que sea.
Como road manager, Víctor tiene que categorizar su lustre en
auditorio de relieve –una biografía de esencias, distinguida-, y el Niño tiene
que debutar en Bilbao.
1 comentario:
Si cobró honorarios y gastos, es que la conferencia lo vale. Caso contrario, hubieseis salido de Bilbao a boinazo limpio. Enhorabuena al autor y al activista de eventos.
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