martes, julio 10, 2012

Entrevista desde Chile

En ningún momento me he podido sentir ofendido y mucho menos ultrajado,  porque   de Chile me sigan llegando  buenas noticias.  Mi libro del Sáhara va  a ser glosado en un  portal de allí sobre África,  de mucha calidad y difusión, que ya ha publicado el prólogo.
No sólo va a ser glosado mi Sahara en esa web, sino que se me hará una entrevista. Por correo me mandan como ejemplo de la entrevista mensual  que realizan, casualmente una en portugués. Medios globalizados, multilingües para un continente plural.  Hay un África con países de  koiné   portugués, como  zonas  en francés. ¿Que eso me moleste…? Más bien, nada.
La sensación que se experimenta cuando alguien  que no conoces se pone en contacto contigo por un libro, no es nada desagradable ni hiriente, menos  si te invitan a participar (caso Las Palmas) o te hacen entrevistas. Hay una confirmación inmediata: tenías algo que decir. Sólo se debería hablar cuando hay algo que decir, en todos los terrenos además, si no, hay que callar (Wittgenstein).
¿Podemos obtener en esta época cierta dimensión mundial, globalizada, los advenedizos y excursionistas? Pues también. Que se tenía algo que decir,  viene  absolutamente  refrendado cuando  saltas con los actuales medios de comunicación de un continente a otro (América- África) en ámbitos además especializados y críticos.
Cuándo lejos de todo rigor académico o aval universitario, escribías lo que comías  de adolescente  en casa de tu abuelo, o del ambiente saturado –y tú aún más saturado de alcohol- de los bares de la costa vasca, no podías pensar que un libro de ese jaez pudiera ingresar en ámbitos  intelectuales de tanto prestigio.  No parecen ser instituciones  enemigas, es  decir fosilizadas y estrechas, ni la Universidad de Yale ni  la muy selecta bibliografía sobre arte vasco de la Sociedad de Estudios Vascos, entre otras. Mi libro del Sáhara también forma parte de la bibliografía de una tesis doctoral que se está realizando en la universidad.
El sumun es  cuando descubres, también al azar -de- buscar- tus-  propios -libros, (aunque en este caso un amigo), que formas parte de la bibliografía y eres referenciado –y tienes 3 ó 4 líneas traducidas al inglés, ya muy cosmopolitan elite- en un libro de antropología   de la  Universidad de Oxford.
Al menos, pensé,  mi  libro sobre el Nacionalismo canario (con mis vivencias  y anécdotas), estará condenado a su disolución como materia inerte. No era tema globalizable. No se pulverizó,  que va, al contrario, ahora  es consolado en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, que creo está en dependencias del Senado  y en la Biblioteca del Gobiernos Vasco. Es evidente que al menos yo, un diletante de libro, me muevo en ámbitos de bastante globalización –lo siento, pero es así-, que sería   el ámbito de lo simbólico y real, al que se le contrapone el del imaginario, avispero de fantasías y delirios,   que imaginé mi panal más natural.  Quienes estamos mínimamente mundializados, hemos pasado a pastar a los feraces campos de lo real.   Así de cierto.

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