jueves, julio 26, 2012

De José Andrés a Miami


 Ingiero cervezas americanas que  son casi artesanales de sabores  singulares  llenos de matices, algunos  agrios que refrescan aún más la boca. Hemos visitado bares increíbles por  Dupont Circle y Logan Circle. Washington no solo tienen grandes masas verdes sino sus calles están invadidas por parterres y árboles dentro de  un diseño urbano a cuadrícula y con una arquitectura  incomparable en el mundo. Aceras muy anchas, casas de 12 pisos,  volúmenes perfectos de grandes ventanales  y vanos, líneas cuidadas y planos limpios, orden de la geometría más esencial, mucho cristal y paños que aman las rectas y la pureza, elegancia máxima y belleza equilibrada, los materiales además exhiben su inusitada nobleza.
En uno de los de José Andrés
El martes fuimos  a cenar a uno de los restaurantes que tiene el  designado mejor chef americano que es el español José Andrés. No solo atiende a Obama en la Casa Blanca. Los cuatro o cinco restaurantes que tiene en Washington vienen a estar en otras tantas manzanas. El nuestro, mesa reservada por teléfono y  después reservado el retraso, es de comida del mediterráneo oriental: libanesa,  griega y turca. Una de las claves del éxito de José Andrés es que  sus   raciones son  tipo tapas (el nombre de uno de sus bares) que  constituyen degustaciones alquímicas. Tomamos 12 platos y al final unos chupópteros.
El local es grande y de evidente alto standing,  blanco y luminoso como las joyas de edificios que,  enfrente, muestran sus interiores cúbicos perfectos; hay gente de todas las razas. Sobra decir que el poder adquisitivo en Washington es brutal.
Dos días vamos a comer al Banco Mundial, merece la pena entrar en ese palacio blanco de arquitectura moderna llena de líneas blancas,magnífica. Como no hay cerveza, nos tomamos el aperitivo en el Alaadero, un bar español donde  solo hay cerveza española, y donde irían  los representantes de las naciones que nacionaban la España de muchas naciones primordiales, excelsas y nunca vistas  en el mundo mundial. En el Banco Mundial entras por visitantes y te sacan la foto y el carnet diario, luego entre todos los dominadores de lenguas, entras en una especie de mercado metalizado, donde te pueden servir diferentes tipos de comida. Descubro que hay botellines de vino, me apropio de dos.

 En USA me invitan de nuevo
Perfectamente increíble. Esta vez dos afroamericanas anglosajonas. A mi segunda cerveza, me encontraron torpe pero divertido.

Acabo de llegar a MIAMI  al hotel, no tengo palabras, muy superior a lo soñado, ya nos hemos hecho amigos del recepcionista y de un camarero, en nada.

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