Ahora le tengo a Cioran reposando, no con los rumanos (Mircea Eliade y Ionescu, compañeros de oscuras tentaciones) que es con los que debería estar, sino con todos los posmodernos franceses. La posmodernidad es radicalmente francesa, aunque consagrada por franceses en las universidades americanas, como el nihilismo es ruso, de patente Turgeniev y publicitado por francófonos.
El ambiente (de caída libre en la pesadumbre y el desánimo) que se respiraba hace unas horas entre los intermediarios, y que me perdonen los canarios –y facción rumana afecta-, no era cioranescu sino cioranesco.
Todos/as hasta los huevos.
1 comentario:
Y Tox el primero en la fila.
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