Un país muy pequeño, el David (con estrella) de emprendedores e innovación, start up y atracción de capital riesgo. Motorola, IBM, Intel, Alcatel, Scitex, ECI Telecom… Por supuesto ya hay quien compara a Tel-Aviv con Silicon Valley (de hecho ya se han formado cuatro Silicon Valley). Hay más datos: la presencia de empresas de Israel en el Nasdaq, donde es la segunda tras EE.UU y superior al conjunto del continente europeo; la proporción de ingenieros y registro anual de patentes es algo fantástico por desorbitado.
En la creación de start up y empresas por habitante, Israel –un país de solo siete millones de habitantes- es uno de los líderes mundiales. A tal grado ha impregnado en esa sociedad la cultura de la innovación.
La alta tecnología israelí se expande por sectores punta como telecomunicaciones, software, semiconductores, biotecnología, electrónica médica… por no referirnos a la tecnología del agua y la agricultura, de cuya mano adivinamos el halo de la más antigua Tradición que hubiera retenido o infundido a aquella tierra del don para nuevos milagros. Aunque es probable que influya más el hecho de que el mero existir sea casi otro milagro.
Ante el cambio no de modelo económico en España como se dice, como si se tratara de buscar otro ladrillo alternativo, sino de un paradigma cultural en su sentido más hondo, y comprensivo obviamente de lo económico, Israel es el referente más claro y contundente.
Las vanguardias del progreso y la innovación, los que pretendan el desarrollo de las fuerzas productivas deben mirar a Israel, allí se da una ecuación aquí impensable: una potente sociedad civil que viene a operar como sistema económico y social. Unos ciudadanos productivos, inteligentes y autónomos empeñados en crear y prosperar. Y abrir nuevas vías.
Me recuerdan a Marx o Jean Jaurés o a un montón de socialistas utópicos. ¡Qué poca casualidad para el país que inventó y aplicó el socialismo autogestionario! Israel tiene un valor que no he oído decirlo: sigue creyendo en las utopías del esfuerzo, la concertación y la creatividad.
Conviene salir de España para oxigenarse, de su conservadurismo a ultranza o del pillaje oportunista, y de su apego a los peores instintos por lo fácil (hábil) o ya dado.
Dentro de unas horas los amigos de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Israelí acudiremos a la presentación de la CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑA-ISRAEL EN CANARIAS
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