miércoles, marzo 14, 2012

Bienvenida, Cámara de Comercio España-Israel en Canarias

No fue el primer libro colectivo sobre Israel que leí, pero sí fue un artículo en principio muy alejado de mis intereses y gustos, el que más me impresionó. Me estoy refiriendo a Israel, siglo XXI y tradición y vanguardia editado por Netbiblo (y la Uned).   Sin duda sabía algo de la potencia de Israel en materias como innovación y desarrollo, tecnología, informática y demás,  pero no del volumen, importancia y proporción que tienen. Como sabía, porque lo había leído en la misma época, que muchas empresas israelíes daban a sus empleados el 20% de la jornada laboral para que la destinasen a indagaciones, experimentaciones, o juegos que avivaran todo su potencial heurístico y creador.
Un país muy  pequeño,  el David (con estrella) de emprendedores e innovación, start up y atracción de capital riesgo. Motorola, IBM, Intel, Alcatel, Scitex, ECI Telecom… Por supuesto  ya hay quien compara a Tel-Aviv con Silicon Valley (de hecho ya se han formado cuatro Silicon Valley). Hay más datos:  la presencia de empresas de  Israel en el Nasdaq, donde es la segunda tras EE.UU y superior al conjunto del continente europeo; la proporción de ingenieros y  registro anual de patentes es algo fantástico por desorbitado.
En la creación de start up y empresas por habitante, Israel –un país de solo  siete millones de habitantes-  es uno de los líderes mundiales.  A tal grado ha impregnado en esa sociedad la cultura de la innovación.
La alta tecnología israelí se expande por sectores punta como telecomunicaciones, software, semiconductores, biotecnología, electrónica médica…  por no referirnos a la tecnología del agua y la agricultura, de cuya mano adivinamos el halo de  la más antigua Tradición que hubiera   retenido o  infundido a aquella tierra  del don para nuevos milagros.  Aunque es probable que influya más  el hecho de que el mero  existir sea casi otro milagro.
Ante el cambio no de modelo económico en España como se dice, como si se tratara de buscar otro ladrillo alternativo,  sino de un paradigma cultural en su sentido más hondo, y comprensivo obviamente   de lo económico, Israel es el referente más claro y contundente.
Las vanguardias del progreso y la innovación, los que pretendan el desarrollo de las fuerzas productivas deben mirar a Israel,  allí se da una ecuación  aquí impensable: una potente sociedad civil que viene a operar como sistema económico y social. Unos ciudadanos productivos, inteligentes y autónomos empeñados en crear y prosperar. Y abrir nuevas vías.
Me recuerdan a Marx o Jean Jaurés o a un montón de socialistas utópicos. ¡Qué poca casualidad para el país que inventó  y aplicó el socialismo autogestionario!  Israel  tiene un valor que no he oído decirlo: sigue  creyendo  en las utopías del esfuerzo, la concertación  y la  creatividad.
Conviene salir de España para oxigenarse, de su conservadurismo a ultranza o del  pillaje oportunista, y de su apego a los peores instintos por lo fácil (hábil) o ya dado.
Dentro de unas horas los amigos de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Israelí acudiremos a la presentación de la CÁMARA DE COMERCIO ESPAÑA-ISRAEL EN CANARIAS

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