miércoles, marzo 28, 2012

Andalucía, la democracia superflua

 
Faltan el padre de la Borbolla, el exsuegro de Felipe, y el padre de Griñan, escolta de la casa militar de
 Franco.

Treinta años de gobierno socialista no han servido para que los andaluces se hayan sentido tentados a materializar la democracia, es decir a hacerla virtual, efectiva, operativa,   funcional, para que sus potencias o contenido real pudieran desarrollarse y ser, para que la democracia no fuera régimen,  el equivalente  a una democracia  burguesa y formal,  como decíamos los izquierdistas bajo el franquismo, que consagrase la más demoledora perpetuidad y reproducción de castas (en realidad las mismas castas adecuadas al momento).
Los andaluces siguen con inveterado fervor religioso prescindiendo de las condiciones materiales y funcionales de la democracia, (basta como pantalla de fondo), y esta es la esencia  democrática rehusada  y despreciada de raíz:
A.- CENSURA AL GOBIERNO
B.- REVOCACIÓN DEL PODER
C.-  ALTERNANCIA EN EL PODER
D.- PLURALISMO POLÍTICO.
La democracia andaluza evidentemente es vivida como prescindible por superflua, sería   bastante la adhesión, la elección por aclamación y el caudillismo (como ese personaje entre iluminati medieval y jesuita del XVII -disfrazado de palestino- salido de La Guerra del Fin del Mundo en Marinaleda).
La excusa es la demonización de la derecha, el PP, por la izquierda más sectaria y excluyente de Europa. Si leyeran por ejemplo a Tony Judt –socialdemócrata británico. Otro cosmos-, sabrían que el estado de bienestar es obra de la socialdemocracia y el conservadurismo liberal europeo. Por igual. Perdón por invocar autores para hechos de cultura general.
Es un chiste  que la genealogía  franquista  más escandalosa, la ostente la izquierda andalusí casi de manera monopolista, los presidentes andaluces como Rodríguez de la Borbolla, Chávez y el mismo Griñán son  todos hijos de padres y ambientes de creencias, aprendizajes, valores  y tics franquistas. De militares franquistas, Griñan de la casa militar del Caudillo. Ahí es nada.  No son más que simpáticas casualidades (de señoritismo ahora burocrático y clientelista, cercano al XIX).
Los trabajadores andaluces no van a tener los mayores problemas con la derecha española, sino  con los trabajadores alemanes, holandeses, austríacos que son los que pagan los chiringuitos (o catalanes que redoblarán sus apetencias segregacionistas, dicen que pagan a otros que gastan mucho más de lo que producen). Pero mayores todavía con los chinos, indios, filipinos y brasileños, cuya productividad ha hecho estallar las relaciones y desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial. Cosas sin importancia y muy lejanas.
Propongo un debate al menos inteligente: qué tipo de estado de bienestar podemos y debemos mantener  (nosotros y aquellos otros trabajadores que pagan los  impuestos y generan ahorros,  de los que luego nos nutre Merkel).
Deberían reunirse todos y dialogar, pero no del pasado sino del futuro y del mundo. Andalucia es un sueño local,  plegado a todos los pasados.


1 comentario:

el escritor escondido dijo...

Al-Andalus, como si fuese el último reino árabe peninsular, se aferra a la izquierda marisquera como Boabdil lo hacía a su madre. No hay manera de echarlos. Sólo los andaluces de la diáspora sabemos que no hay nada que hacer. La "California de Europa" que un día soñaron los progresistas se ha quedado en lo que es hoy, una pena de tierra sin industria, con un 30 % de paro, con un fracaso escolar del 30 %, con jubilados y parados subsidiados por el Régimen ... pero ni así somos capaces de "volver a ser lo que fuimos" como dice el himno. Ahora, el cerco flamenco, los toros y el arte ... Eso que no nos falte.