Por eso, que en la mañana de un lunes sembrado de vallas y fosos –la pista americana- con los que afrontar el comienzo de la semana, recibas una llamada de un desconocido para felicitarte desde Las Palmas por tu libro del Sáhara, no resulta especialmente repugnante.
- Gracias, gracias, mándame tu teléfono que no puedo hablar ya que tengo que entrar…
Pero ha tenido tiempo de decirme algunas cosas, luego al mediodía ya le he llamado yo. Para quienes (también) escribimos ensayo, que nuestros libros terminen en la universidad, es signo de al menos alguna dignidad. Redime de una posible infamia. Más, si se hace totalmente extra civitas de ella. Este amigo que es un periodista que ha trabajado para importantes medios de Las Palmas y la Península, lleva décadas interesado por el Sáhara, fue enviado especial, cubrió sucesos como los ametrallamientos en los años 80 del Junquito y Tagomago (que mi libro pasa por alto) y ha visitado varias veces Tinduf y la zona “marroquí”, además de Rabat. Tiene amigos saharauis en ambas zonas.
Está haciendo el doctorado sobre el Sáhara, desde 1975 hasta el alto el fuego. Resulta que mi libro aporta para ese trabajo. Espero conocerle dentro de poco y hablar largo y tendido sobre el Sáhara (lo que, contra lo que se pueda pensar, no resulta nada fácil). Nos ha dado tiempo de hablar un poco de bibliografía.
1 comentario:
Pues ya le está costando hacer el doctorado (desde 1975 hasta ahora).
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