lunes, marzo 05, 2012

El agradable eco de mi libro del Sáhara

No hubo seguramente ninguna otra época –ni la prehistoria, antigüedad o el medievo- en la que la ignorancia y el analfabetismo  tuvieran tan poco descrédito y no  fueran causa de desdoro, como la actual. El más lego e ignorante en toda suerte de conocimientos (yuxtapuestos, circulares, troncales, ramales, generales, específicos…) es capaz de apostrofar  o pontificar como un catedrático. Ni se cortan, balbucean pero no callan. El ridículo les resulta ajeno. Confían en su talento y genialidad, que   sus madres  o el espejo a los 13 años  les atribuyeron. Allí quedaron, antes les hubieran pedido cuentas, méritos, esfuerzos, acreditaciones. Ahora está mal visto, y aprovechan.
Por eso, que en la mañana de un lunes sembrado de vallas y fosos –la pista americana-   con los que afrontar el comienzo de  la semana, recibas una llamada de un desconocido para felicitarte desde Las Palmas  por tu libro del Sáhara, no resulta especialmente repugnante.
-          Gracias, gracias, mándame tu teléfono que no puedo hablar ya que tengo que entrar…
Pero ha tenido tiempo de decirme algunas cosas, luego al mediodía ya le he llamado yo. Para quienes (también) escribimos ensayo, que nuestros libros terminen en la universidad, es signo de al menos alguna dignidad. Redime de una posible infamia. Más, si se hace totalmente  extra civitas de ella. Este amigo que es un periodista que ha trabajado para importantes medios de Las Palmas y la Península, lleva décadas interesado por el Sáhara, fue enviado especial, cubrió  sucesos como los ametrallamientos en los años 80 del Junquito y Tagomago (que mi libro pasa por alto) y ha visitado  varias veces Tinduf  y la zona  “marroquí”, además de Rabat. Tiene amigos saharauis en ambas zonas.
Está haciendo el doctorado sobre el Sáhara, desde 1975 hasta el alto el fuego. Resulta que mi libro aporta para ese trabajo. Espero conocerle  dentro de poco y hablar largo y tendido sobre el Sáhara (lo que,  contra lo que se pueda pensar, no resulta nada fácil). Nos ha dado tiempo de hablar un poco de bibliografía.

1 comentario:

Gregory Apple dijo...

Pues ya le está costando hacer el doctorado (desde 1975 hasta ahora).