jueves, febrero 09, 2012

¿Cuál lucha de los argentinos por la democracia?




Una somera toma de muestras de lo que decimos
Me gustaría compilar testimonios gráficos de la lucha de las masas argentinas por la democracia,  si existieran (y de paso de las españolas: siempre salen las mismas escenas, las que hay), que aminoren un poco la desbordante y lujuriosa alegría y comunión de los argentinos con la dictadura miltar de Videla, Massera y cia en el Mundial de 1978. Parece ser que el estadio no estaba muy lejos de la ESMA del almirante Massera y que el horror estaba en su punto más álgido, que los torturados oían el rugido de los argentinos ebrios de gloria patria.
Como no me gusta el futbol (ni sus aficiones) sabía que nunca olvidaría aquellas escenas del estadio, y que  no las debía  olvidar.
Por lógica sabía que las Malvinas no podían ser muy argentinas, ni desde tiempo inmemorial ni memorioso.
Si la independencia argentina del imperio español se fraguó entre 1816 y 1822, y Gran Bretaña las ocupó en 1833, quedan en torno a 12 o 13 años de pertenencia hipotética de las islas a la Argentina y de posibilidad de algún acto de soberanía meramente simbólico o anecdótico. Incluso de mero atisbo de interés argentino por las peñas oceánicas.
Hay otra cosa que no olvido de  los argentinos, que lo considero igual de personal que lo anterior (más o menos como ellos las Malvinas), y es que cuando la jeremiada de la invasión del territorio británico, con el  milico Galtieri en la Casa Rosada, las masas argentinas  volvieron a eclosionar electrificadas en  estadio/estado de ánimo de glorias pasadas presentes y futuras y arrebatadas corear, aupar, ensalzar, comulgar nuevamente con los genocidas, hasta la repugnancia  y el vómito. Por aquel entonces  los millones de potenciales demócratas albicelestes tenían solas y en un vacío hermético a en torno a 20 madres de la plaza de mayo, a las  que sortear.
No recuerdo yo que atisbara alguna frustración democrática ni ninguna  voluntad de llegar siquiera al punto final, menos a derogarlo. Ninguna, sino apoyo incondicional al generalato.
Gracias a la Sra Tatcher y a la Royal Navy, que restauraron el orden internacional violado por acciones de guerra,  tienen los argentinos democracia, cierto que  a su idiosincrasia populista. Sin ellos, sin la Royal Navy y Tatcher, no la habría habido. El generalato milico se derrumbó en la depresión tras el fracaso de la jeremiada, nadie quería el poder y se hizo lo más fácil y único en esas circunstancias: celebrar elecciones.
La lucha por la democracia en  España es parecida ,de grotesca y falsa.
                                                                          Ajajá,
Y hoy la sentencia de Garzón (aquí le tenemos de comando de misiones especiales) produce en  ambos pueblos hermanos el más funesto sentimiento:  la orfandad. 

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